“Esta enfermedad se vence con mucha oración y paciencia”

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El reloj marcaba las 4:10 de la tarde, un atardecer un poco nublado, donde a lo lejos se podía observar que la lluvia se acercaba, y en un taller de mecánica que está en las cercanías de la Villa Olímpica, de Tegucigalpa, encontramos a don Juan Fúnez, con su rostro, manos engrasadas, pero en medio de esa ropa llena de grasa, refleja una paz, que al momento que uno le saluda su respuesta. “Gracias a Dios estoy vivo y con muchas ganas de seguir en esta nueva vida.”

Y es que don Juan, es uno de los más de 30 mil recuperados de COVID-19, él hoy puede contar su historia que venció esta enfermedad. “ya Dios me ha salvado de morir dos veces, en el paso del huracán Mitch la mire difícil y este año 2020 igual, pero volví a inclinar mi rostro y colocar mi mirada fija al cielo y ahí encontré de nuevo a mi salvador,” expresa

Realidad de muchos hondureños

La pandemia en Honduras, ya lleva más de 200 días, muchas familias están con un gran dolor en su corazón, han tenido que sepultar a más de un miembro de su hogar. Y don Juan estuvo a pocos días de ser parte de esas estadísticas decesos, él temió por su vida, pero nunca perdió la fe “estuve en el hospital San Felipe por 16 días, recuerdo el primer día que llegué, la respuesta de los doctores, usted se tarda más en venir y ni dos días dura vivo” “yo no podía hablar ni respirar”  y desde ese día uno, cuenta este sobreviviente de COVID-19, empezó su gran meditación del misterio doloroso, “Jesús con la Cruz a cuesta.”

“Ese misterio me enseñó a tener paciencia que todo iba a pasar, aunque me tocaba mirar que salían varios muertos de la sala que estaba hospitalizado, y yo por ratos entubado, respiraba y aumentaba mi oración.”

“Recuerdo a don Jacobo, Narciso, ellos me acompañaban en mi rezo y resulta solo los mire salir tapados con una sábana, es duro, uno se siente solo, pero después entiende que jamás lo estamos, solo sé que Dios toma decisiones, que hay que aceptar” expresó

“Dios siempre tiene algo para nosotros”

Hoy don Juan, ya está recuperado, ese 19 de junio que ingresó al hospital, es parte de un pasado, solo le queda decirle gracias a Dios, por sus dos hijas y esposa que igual se contagiaron.

“ Las enseñanzas que me deja esta pinche enfermedad, es que se vence con oración y mucha paciencia, aun lloro al recordar a esos amigos de sala que vi morir, pero hoy vivo mi otra vida, aun con secuelas, pero más unido a mis amigos, sacerdotes, mi familia que fueron mis grandes fortalezas”.

 

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