Recientemente una madre de familia reportaba el fallecimiento de un adolescente, supuestamente porque dedicaba gran parte de su tiempo a jugar uno de los tantos videojuegos que ofrece el mercado internacional, que ahora están al alcance de cualquier aparato móvil.
Desde agosto de 1992, la controversia de los videojuegos sangrientos entró en auge con la salida del título Mortal Kombat, una aventura virtual que llevaba a los jugadores a eliminar de forma grotesca al contendiente. A partir de 1994, la Junta de Clasificación de Programas de Entretenimiento o Entertainment Software Rating Board (ESRB), comenzó a asignar calificaciones de edad a estos juegos y se identifican con la letra “E” para todas las edades y con la “A” cuando solo son para mayores de 18 años.
Efectos
Un estudio realizado por el Departamento de Radiología y Ciencias de la Imagen de la Escuela de Medicina de Indiana en Indianápolis, revela que los videojuegos violentos producen alteraciones de largo plazo en las funciones cerebrales. Las regiones afectadas son las responsables de controlar emociones y el comportamiento agresivo. Según el licenciado Oliver Ayala, el cerebro al estar constantemente expuesto a la violencia, recibe cambios que son difíciles de volver a recuperar. “Las regiones afectadas son las responsables de controlar emociones y el comportamiento agresivo” dijo.
Según Daniela Meléndez, licenciada en psicología, se puede controlar la adicción a los videojuegos violentos proponiendo otras actividades al niño. “Se pueden hacer muchas cosas desde casa que pueden distraerlos de estar pegados a una computadora o un celular” dijo la experta.
Ayuda
Por su parte, la master en psicología orientada en la educación, Claudia Chávez, asegura que la adicción puede controlarse. “Gran parte de esta ayuda viene de parte de los padres que tienen que estar atentos a lo que hacen y juegan sus hijos” dijo.
CLAVES
1 Aceptación
Al igual que otros vicios, se tiene que conversar con los hijos para hacerlos entender que tienen un problema. Los padres deben comenzar a utilizar bien la clasificación de los juegos de video y si es posible sentarse con los hijos a supervisar que juegan.
2 Gradualidad
Cuando el niño no puede dejar de jugar, se tiene que comenzar a regular el uso de las consolas o celulares. Si antes jugaba 3 horas, ahora dejarlo que lo haga por una hora. Luego se baja a media hora hasta lograr que no juegue en todo un día.
3 Canalización
Los menores tienen mucha energía acumulada por el encierro. Es por ello, que el ejercicio físico o las actividades al aire libre que no los expongan al contagio, son esenciales. Se puede inculcar la lectura o la pintura como parte de los cambios.