El Papa Francisco en su segundo día en Iraq celebró la Santa Misa desde la Catedral caldea de San José en Bagdad, en su homilía Francisco nos relata que “La Palabra de Dios nos habla hoy de sabiduría, testimonio y promesas” a menudo quien posee más medios puede adquirir más conocimientos y tener más oportunidades, mientras que el que tiene menos queda relegado expresó.
También manifestó que “Los pobres, los que lloran, los perseguidos son llamados bienaventurados. ¿Cómo es posible? Bienaventurados, para el mundo, son los ricos, los poderosos, los famosos. Vale quien tiene, quien puede y quien cuenta. Pero no para Dios. Para Él no es más grande el que tiene más, sino el que es pobre de espíritu; no el que domina a los demás, sino el que es manso con todos; no el que es aclamado por las multitudes, sino el que es misericordioso con su hermano”
El Pontífice agregó que en este punto podría surgir la duda si al vivir como pide Jesús, no se obtiene ninguna ganancia, o incluso se podría correr el riesgo de que los demás pisoteen a quien vive así, e incluso si “¿vale la pena la propuesta de Jesús? ¿O es un perdedor?”.
Jesús “no es perdedor sino sabio”, su propuesta “es sabia porque el amor, que es el corazón de las bienaventuranzas, aunque parezca débil a los ojos del mundo, en realidad vence”. Lo que demostró en la cruz, venciendo el pecado, y en el sepulcro venciendo la muerte detallo el Papa.
El Papa afirmó que “el testimonio es el camino para encarnar la sabiduría de Jesús”, también dijo que “el amor parece sinónimo de bondad, de generosidad, de buenas obras, pero Pablo dice que la caridad es ante todo magnánima. Y prosiguió explicando que “la paciencia para comenzar de nuevo es la primera característica del amor, porque el amor no se indigna, sino que siempre vuelve a empezar. No se entristece, sino que da nuevas fuerzas; no se desanima, sino que sigue siendo creativo. Ante el mal no se rinde, no se resigna. Quien ama no se encierra en sí mismo cuando las cosas van mal, sino que responde al mal con el bien, recordando la sabiduría victoriosa de la cruz”.