El padre Rodolfo Varela ofició la Eucaristía en la Basílica de Suyapa en su homilía sostuvo que al escuchar el Evangelio de este día pareciera que Jesús estuviera hablando en este 2020, habrán guerras revoluciones, pánico, terremotos, epidemias, hambre señales prodigiosas en el cielo y terribles.
Pero el Señor nos dice “no se dejen engañar”, muchas personas a raíz de lo que está pasando comienzan a ser alarmistas y a decir, el fin de los tiempos está llegando, se acerca el fin del mundo, se acerca el mesías.
El Señor dice va a pasar comentó el presbítero “ y todavía no es el tiempo, la palabra es un eterno presente, esto está pasando este año y ya han pasado muchos años de la historia, y quizás va a seguir pasando en muchos otros años, la palabra es un eterno presente”.
“El Señor nos invita a no dejarnos engañar, a no entrar en pánico, y por eso a muchas personas no les gusta leer el libro del Apocalipsis, que va más o menos en ese sentido también y dicen uy no a mi me da miedo leer el Apocalipsis, muchas cosas feas se ven allí”.
El Apocalipsis como este pasaje del evangelio, manifestó lejos de difundir miedo, el Señor dice “no tengan pánico”, son libros que citan esperanza en nosotros, son libros que nos advierten de todo lo que está pasando, todo lo que ha pasado, porque la palabra es eterno presente y nos invitan a mantenernos firmes en la esperanza.
Entonces a no dejarnos engañar, creyendo que ya viene el mesías Jesús dice va a pasar todo esto y aun no, no entrar en pánico, el señor nos dice no entren en pánico, no tengan miedo, yo estoy con ustedes y a perseverar en la fe y en la esperanza.
El sacerdote sostuvo que “si nosotros queremos perseverar en la fe y en la esperanza, nuestra fe y esperanza, no puede estar basada en nosotros mismos con nuestros bienes materiales, cuando nosotros basamos nuestra fe y esperanza en nosotros mismos y en los bienes materiales llegará el día como dice Jesús “no quedará piedra sobre piedra”.
Y cuando se caen esos bienes materiales que tenemos reflexionó , “se cae también nuestra fe y esperanza, porque está cimentada en aquello que es perecederos, no en lo que es eterno, lo que es eterno es Dios, el amor, la verdad, la justicia, pero los bienes materiales son perecederos”.
Cuando se destruye el templo de Jerusalén el año 70 después de Cristo, se dice que “muchas personas se quitaron la vida, al ver como destruían aquella obra tan majestuosa y hermosa, hoy también muchas personas están desesperanza y sin ánimo de vivir por lo que ha pasado con sus casas, por la inundaciones que hemos vivido y ya no tienen fuerzas”.
Allí es donde nosotros debemos de acompañarles, con nuestra oración, con nuestra cercanía, con nuestra ayuda personal si podemos para darle animo y esperanza a esas personas, ya los sacerdotes las personas encargadas de estar cerca de estas personas darles ánimo y esperanza que necesitan, para comenzar a cimentar la fe en Dios, no en los bienes que no va a quedar piedra sobre piedra concluyó.