El sacrificio de San Maximiliano Kolbe

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El 29 de julio de 1941, el comandante jefe Karl Fritzsch ordenó que diez hombres debían morir de hambre en respuesta a la supuesta fuga de tres internos. Cuando oyó su sentencia, Franciszek Gajowniczek, un sargento del Ejército polaco, casado y padre de dos niños, estalló en lágrimas, provocando que Maximilian Kolbe se acercara hasta Fritzsch para hacerle una propuesta.

“Soy un sacerdote católico polaco”, le dijo, según atestiguaron los internos que presenciaron la escena. “Me gustaría ir en su lugar, puesto que él tiene esposa e hijos”. Fritz aceptó la oferta y Kolbe fue a cumplir su condena junto con los otros nueve hombres, a quienes trató de consolar. Dos semanas más tarde, Kolbe y los otros tres prisioneros que aún seguían vivos fueron asesinados en la cámara de gas y sus cuerpos fueron incinerados.

La muerte no le era extraña: dos de sus hermanos murieron antes de cumplir los cinco años y su padre fue ejecutado por luchar contra Rusia por la independencia polaca.

¿Cómo comprender su sacrificio? En medio de la destrucción, el terror y el mal, hizo florecer la esperanza, su amor por el Señor hizo en él renacer sentimientos de compasión, sacrificio y fe al extremo de dar su vida por el hermano.

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