Nos hemos adentrado en un tiempo en el que caminamos rumbo a la Pascua. Son 40 días que debemos transitar para llegar a reflexionar la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, pero para alcanzar a entender el verdadero significado de La Cuaresma, hay que lograr ejercitar dos acciones concretas: pedir perdón y saber perdonar.
Reflexionar
El Padre Ricardo Sevilla Chiang, Párroco de la comunidad San José Obrero, nos explica que “El pecado nos lleva a perder la relación con Dios y con el prójimo, pero para entender esto, debemos comprender qué es la misericordia del Padre Celestial, la cual podemos encontrar si somos capaces de perdonar”. Al igual, el Presbítero detalló que pedir “perdón o absolver, va a depender de las destrezas que hemos adquirido en el recorrido de nuestra existencia y que dependerá de la acción que hagamos para poder cumplir esas palabras, las que en esta realidad que vivimos hoy en día, hace falta ponerlas en práctica”.
Tranquilidad
Para Dunia Molina, predicadora católica, lograr fortalecer el perdón es indispensable en este tiempo. “Debemos recordar que si Jesús perdonó nuestros pecados, ¿quiénes somos nosotros para no perdonar? Debemos practicar la misericordia y la reconciliación, que no es fácil lograrlo, pero se puede”. Molina añade que “estamos rodeados de tanta negatividad, pero la clave para vencer estos problemas”.
1 Perdón
Es la voluntad sincera y amorosa de eliminar respuestas destructivas, causadas por pensamientos y sentimientos negativos hacia quienes han cometido una ofensa o un mal acto en contra nuestra, renunciando ante todo, al deseo de venganza.
2 Perdonar
Significa apaciguar la ira interior que queda tras el daño recibido. Eliminar la sed de venganza, de dolor ajeno, supone restablecer el equilibrio emocional. Perdonar es aceptar una disculpa y no guardar rencores que, a la larga, terminan afectado el alma.
3 Reflexionar
Para perdonar, hay que descubrir porque debemos poner en práctica esas palabras y reflexionar para entender que, si queremos tener paz y vivir este tiempo, es necesario saber que siente nuestro corazón y si estamos dispuestos a seguir a Jesús, pero limpios de resentimiento.
