El Papa Francisco nos llama a anuncia la Palabra de Dios con nuestro testimonio y sencillez

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En la Audiencia General de esta semana durante su catequesis, el Papa Francisco nos habla sobre “la pasión de evangelizar”, actividad que involucra a persona “completamente: la mente, el corazón, las manos, los pies… todo”, haciendo también alusión a como Jesús nombró apóstoles a los doce discípulos para que estos llevaran su Palabra a todo rincón de la tierra.

Con el fin de comunicar la Palabra del Señor, de “irradiarlo”, debemos estar con el y estando con el, salir y llevar a cabo su misión. “Notamos que en el Evangelio el Señor envía a los discípulos antes de haber completado su preparación: pocos después de haberlos llamado, ¡ya les envía! Esto significa que la experiencia de la misión forma parte de la formación cristiana”, expresó.

El Santo Padre incluye un inciso del “discurso misionero” que dio a sus discípulos, con el cual sintetiza tres aspectos: por qué anunciar, qué anunciar y como anunciar.

El “por qué anunciar” lo determina a partir de la frase “Gratis lo recibisteis; dadlo gratis”. El Señor nos da dones de manera gratuita, por lo que nosotros debemos convertirnos en ese don y llevarlo a todas las personas sin esperar nada a cambio, “sin méritos”.

En cuanto a “qué anunciar” se nos invita a proclamar la cercanía de Dios y su Reino, enfatizando al Señor como una figura que siempre está cerca de su pueblo, como un Dios de “cercanía, misericordia y ternura”.

¿Como anunciamos la Palabra de Dios? Su Santidad nos dice que lo hagamos a través de nuestro testimonio, “siendo ovejas”. No debemos buscar la relevancia ni esperar el respeto del mundo para superar las adversidades que se nos presenten, “los lobos”, sino que debemos ser humildes, ya que “si tu eres oveja, está seguro que el Señor te defenderá de los lobos”.

Junto a nuestro testimonio, el Santo Padre nos invita a anunciar la Palabra estando “ligeros de equipaje. No llevar nada”. Nos llama a la sencillez: “Esto es lo que hay que decir: yo voy al mundo no con el estilo del mundo, no con los valores del mundo, no con la mundanidad —que para la Iglesia, caer en la mundanidad es lo peor que puede suceder—. Voy con sencillez”.

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