Antes de rezar la oración del ángelus, el Santo Padre señaló que, “el cruce de miradas entre Zaqueo y Jesús parece resumir toda la historia de la salvación: la humanidad con sus miserias busca la redención, pero ante todo Dios con misericordia busca a su criatura para salvarla”.
Al igual el Papa Francisco invitó a recordar que, la mirada de Dios nunca se detiene en nuestro pasado lleno de errores, sino que mira con infinita confianza lo que podemos llegar a ser. Y si a veces nos sentimos personas de baja estatura, no a la altura de los desafíos de la vida, y mucho menos del Evangelio, sumidos en problemas y pecados, Jesús siempre nos mira con amor: como con Zaqueo, sale a nuestro encuentro, nos llama por nuestro nombre y, si lo acogemos, viene a nuestra casa.
El Santo Padre concluyó señalando que, “los cristianos debemos tener la mirada de Cristo, que abraza desde abajo, que busca a quien está perdido, con compasión. Esta es, y debe ser, la mirada de la Iglesia, siempre, la mirada de Cristo”. Por ello, invitó a pedir a la Virgen María, de la cual el Señor ha visto su humildad, el don de una mirada nueva sobre nosotros y sobre los demás.