Las mamás, son seres que se entregan sin medida, desde que se dan cuenta que dentro de su ser hay una vida, le brindan su amor. Su cuidado extremo, su tiempo, sus desvelos y todas sus energías, son para lograr el sueño que sus hijos sean hombres y mujeres de bien, pero con el paso del tiempo, ya sea por viudez o abandono comienzan a experimentar soledad, pues sus hijos se casan y dejan el lugar en el que fueron acunados.
Y es que esta problemática tiene un nombre, el que la psicología Keylin Moncada cataloga como “Síndrome de nido vacío”. La especialista asegura que muchos padres experimentan esta situación cuando sus hijos se mudan del hogar y deciden hacer su vida lejos de ellos. Moncada agrega que “Para la madre que vive un proceso de viudez, es una transición más difícil”.
La experta explica que este es un sufrimiento para las madres, que generalmente se remarca cuando ven la habitación vacía de sus hijos, o el lugar de reunión habitual dentro de la casa, Etc. “Para que ellas puedan superar esto, hay que ayudarles a canalizar sus emociones haciendo algo creativo, por ejemplo, que escriban un diario, dibujar, pintar, tocar música, bailar y cantar, estas pueden ser una excelente opción para quienes buscan una liberación emocional”, aconsejó.
Testimonio
Nelly Rodríguez, cuenta que su mamá que tiene 94 años de edad, 10 hijos y 37 nietos, 38 bisnietos y 7 tataranietos y quedó viuda a los 42 años. “Ella hacía piñatas y muñecas de trapo para sacarnos adelante y entre nosotros diez, hay médicos, pedagogos, pintores e informáticos” detalla Rodríguez y a la vez reconoce que su mamá era estricta. “Allí está con nosotros aún, ella sigue lúcida, activa, normalmente se entretiene bordando imágenes de la Virgen María o de Jesucristo”.
La compañía de sus hijos es fundamental para esta madre de avanzada edad, quienes la llaman a diario y todos los domingos la llevan a visitar a tres hermanas que viven por Zambrano. “Para mí es una heroína que sacó a sus diez hijos adelante. Mi madre ha sido una guerrera y nosotros, aunque tengamos una familia, siempre estamos pendientes de ella”, afirmó Rodríguez.
Este es un ejemplo de una madre que lo dio todo en su juventud por su decena de hijos, los formó y no les dejó nunca. Se empeñó por profesionalizarlos y también guiarles por el buen camino, ahora cosecha buenos frutos, pues vive contenta, su descendencia no se ha olvidado de ella y le devuelven con su tiempo y cariño, tanto amor que les ha dado a lo largo de su vida.