La tarde de este 28 de julio, el Papa Francisco desde la Catedral de Notre Dame, Quebec, Canadá, presidió la celebración de las vísperas con obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados, seminaristas y agentes de pastoral. A ellos les recordó la importancia del discernimiento, sobre todo en las decisiones que, como pastores, deben tomar. Asimismo mencionó que la Iglesia está llamada a testimoniar en la evangelización. Para ello invitó a los ministros a tener una “mirada que discierne”, para superar el “secularismo” asumiendo tres desafíos: dar a conocer a Jesús, el testimonio y la fraternidad.
El Papa hizo el llamado a estar cerca del Pueblo de Dios, “no como religiosos asalariados o funcionarios de lo sagrado, sino con corazón de pastores, con entusiasmo”, y sintiendo la cernía del “Buen Pastor” para cumplir esta tarea y vivir “la alegría del ministerio y, antes aún, la alegría de la fe”.
Después de rezar vísperas, tuvo un momento de oración ante la tumba de San Francisco de Laval y luego se retiró saludando a algunos de los ministros que estaban en este histórico templo, entre aplausos y gestos de cariño al tener al vicario de Cristo confirmándoles en la fe.