Cada 15 de enero se celebra la fervorosa devoción del Cristo Negro, tradición que los hondureños han acogido de la hermana República de Guatemala. Esta imagen es venerada por cientos de fieles que recorren miles y miles de kilómetros para llegar a verle en la Basílica menor de Esquipulas, Chiquimula pero, en nuestro país también es enaltecida por la tradición popular y debido a que, es el patrono de muchas comunidades.
Para el seminarista Wilfredo Cerrato de la Arquidiócesis de Tegucigalpa, esta devoción representa la presencia de Nuestro Señor Jesucristo en Honduras y que, a lo largo del tiempo, se ha ido popularizando más en todos los rincones del país, porque esta devoción se vive de generación en generación, pues cada vez son más los fieles de todos que vienen a cumplir sus promesas y a dar gracias por los favores recibidos por a través de su intercesión.
Identificación
La imagen del Cristo Negro es una representación con la que el pueblo se identifica, porque se encuentra en la cruz y el color de su piel es negro como el común denominador de nuestras razas, todas nuestras condiciones humanas y generaciones. “Los milagros que Él ha hecho se ven reflejados en la cantidad de exvotos, placas y testimonios compartidos desde hace cientos de años y actualmente más testimonios de su intercesión se hacen populares” agrega el seminarista. Para Emma Martínez, fiel del Cristo Negro, esta devoción representa el agradecimiento a la Misericordia Divida. “Cristo de los favores, eso quiere decir, merced, beneficio, favor, dádiva, Él con su preciosa sangre pagó nuestra salvación y se quedó con nosotros en la Eucaristía”, manifestó.
Que como hondureños sigamos teniendo la fe puesta en Él, a quien si le pedimos con fe nos seguirá dando sus “mercedes” o favores, pues en Él vemos la presencia de Nuestro Señor en las adversidades.
