El Carmelo es una fuente de vida espiritual a la luz del Espíritu Santo

Son diversas las comunidades religiosas que, bajo el amparo de Nuestra Señora del Carmen, son parte de la construcción del Reino de Dios

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El Carmelo es una espiritualidad que ha servido para vivir el Evangelio desde diferentes ámbitos. En la vida religiosa, pasa de la misma manera ya que muchas congregaciones viven esta espiritualidad y se cobijan bajo su protección. En la Arquidiócesis de Tegucigalpa están presentes los Frailes Carmelitas Descalzos, quienes también tienen un noviciado y una casa formativa. En la rama femenina, hay cuatro congregaciones que siguen esta forma de vida.

Acompañamiento

Fray Gerardo Girón, actual Párroco de la comunidad Santa Teresa de Jesús en la colonia 15 de septiembre de Tegucigalpa, destaca cómo Nuestra Señora del Carmen ha sido una fiel acompañante a quienes la buscan como protectora. “Su símbolo protector es sin duda el Santo Escapulario como signo de pertenencia a esta familia orante y de fe en su maternal protección. Para la santa madre Teresa de Jesús, patrona y madre, para el santo padre Juan de la Cruz, una fiel Abogada y para Teresita del Niño Jesús, Madre no solo celeste sino terrena que le cobijó al morir su madre Santa Celia Martin”, dijo. Gema Téllez, devota de Nuestra Señora, al vivir esta espiritualidad siendo seglar, agrega que “la Virgen del Carmen es una madre que muestra siempre a sus hijos su amor y compañía, con ella me siento segura y en confianza. Día a día busco la manera de seguir su ejemplo de humildad y obediencia para acercarme más a nuestro Señor”.

Testigos

Una de las comunidades religiosas bajo la guía de Nuestra Señora, es la de las hermanas de la Divina Providencia. Sor María Dolores Lara, es carmelita de vida religiosa apostólica, y al hablar de su vocación, destaca que el Carmelo, ha pasado de la devoción de Nuestra Señora del Carmen a una experiencia espiritual. “He ido poco a poco pasando de algo exterior a un amor en mi corazón, gracias a Dios, es una experiencia diferente. La descubro y experimento como la Madre de Dios, que está en mí, con su presencia sencilla, discreta acompañándome, ni me doy cuenta muchas veces, pero la puedo sentir o no sentir, pero en mi constato, al hacer el examen espiritual del día, de que ella está, que va conmigo”, puntualizó.

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