Editorial: Nuestra voz | ¿Qué nos traerá el futuro?

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No sabemos a ciencia cierta qué ocurrirá en los próximos días, pero a quince meses de haberse decretado oficialmente la pandemia del COVID-19 a nivel mundial, el panorama en nuestra amada patria sigue siendo muy incierto y con signos de frustración. El mes de junio nos recibe con un considerable rebrote en el número de casos de contagio registrado escalonadamente durante los primeros cinco meses del 2021, en gran parte, debido a una actitud desafiante, irreflexiva e irresponsable de algunos compatriotas que no han valorado en toda su magnitud los riesgos y alcances que trae consigo la pandemia, tanto a nivel personal, como a su entorno familiar.

Desde que se conoció la noticia de la disponibilidad de una vacuna contra el COVID-19, la humanidad entera ha sentido un alivio latente y esperanzador. Las primeras vacunas salidas al mercado, como era de esperarse, fueron acaparadas y adquiridas por los países del primer mundo. En los países del tercer mundo como el nuestro, la situación es un tanto diferente, su adquisición dependerá de su capacidad de pago.

En Honduras, las vacunas llegadas al suelo patrio han sido a cuenta gotas. Su inoculación ha sido priorizada para el personal de la salud que batalla en primera línea y a los mayores que han vivido el último año escuchando cómo ellos eran el grupo de mayor riesgo. ¡Acá, habrá que hacer un paréntesis! Se ha conocido de buena fuente que varias personas aprovechando sus influencias gubernamentales y de otra índole han sido beneficiadas con la aplicación de la vacuna, en desmedro de un número importante de otras personas ligadas y vinculadas directamente con la atención de la salud pública.

Los voceros gubernamentales en un gran despliegue mediático han anunciado la llegada al país de nuevas vacunas sin precisarse el tiempo de entrega, creando cierto grado de confusión entre la población ante las inconsistencias en las informaciones difundidas. Hasta mediados del presente mes de mayo, el país ha recibido más dosis de la farmacéutica AstraZeneca, donadas por Organización Mundial de la Salud a través del fondo Covax.

Otras 5 mil son de la marca Moderna, enviadas por el Gobierno de Israel y 46 mil son de la Sputnik V, que fueron compradas al Gobierno de Rusia. Recientemente, el Gobierno del Salvador donó 34 mil de AstraZeneca, luego de una solicitud que le hicieron siete alcaldes hondureños al presidente de ese país. Además, se les proporcionó el transporte. Solo el Seguro Social ha recibido 204 mil dosis que ya han comenzado a ser inoculadas.

Por lo pronto, las gestiones gubernamentales para la adquisición de un alto número de vacunas son un tanto inciertas lo que no deja de crear un sentimiento de desaliento entre la población. A la fecha menos del 3 % de la población ha sido vacunada contra el Covid-19, de los 9,5 millones de habitantes que tiene Honduras. Por ahora, queda en el aire la promesa gubernamental de que, a finales del año 2021, quedarán inmunizados un 80 por ciento de la población del país.

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