Hoy en día, las tentaciones y peligros del mundo adulto llegan tan pronto a los adolescentes que con frecuencia no están preparados cognitiva y emocionalmente para asimilarlas en forma eficaz. A este respecto, los adolescentes se inician en la sexualidad en edades muy tempranas y poseen una información sexual saturada que les muestra una concepción del sexo en donde predomina la búsqueda del placer y del bienestar corporal sobre los sentimientos, el amor y la fidelidad; y de los valores intelectuales o culturales.
El embarazo adolescente es un reto al desarrollo integral de los jóvenes adolescentes y es más frecuente que lo que se quiere aceptar; entre sus causas se encuentra el inicio temprano de la vida sexual de los jóvenes, seducidas por la imagen atrayente y divertida con la que se presenta al sexo, sin hacerles reflexionar sobre cómo deben enfrentarse a él y cuáles son las consecuencias que esta práctica temprana edad pueda tener, la falta o insuficiente información sobre sexualidad, el bajo nivel educativo y económico, los bajos niveles de planeación y expectativas que poseen los jóvenes con respecto a su futuro, una pobre imagen y valorización de la mujer, sentimientos de soledad y rechazo, entre otras. En vista que estamos ante un serio problema es licito preguntar ¿de quién es la responsabilidad de educar a los jóvenes de hoy en Honduras, sobre aspectos sexuales?
Y la respuesta mantiene enfrentada a los padres de familia que le piden al Estado No meterse con sus hijos y al Estado quien a través del Congreso Nacional (CN) aprobó una polémica “Ley de Educación Integral de Prevención al Embarazo Adolescente en Honduras” bajo el supuesto que eso logrará prevenir los embarazos en adolescentes. Sin duda los padres son los primeros artífices de la conciencia moral de los hijos y son responsables de que los hijos (hombres y mujeres) se formen exitosamente como seres afectivos, sociales, productivos, intelectuales, y sexuales pero desafortunadamente en la mayoría de las familias, la sexualidad es un tema tabú, porque padres y madres silencian el tema sexual y en otros casos, no son modelos adecuados de expresión afectiva y sexual sin olvidar que las posturas represivas sobre la sexualidad solo genera prácticas clandestinas cargadas de temor y culpabilidad.
Por lo tanto, no se podrá esperar una salud sexual adecuada en una población en la cual la familia no asume activa e intencionalmente la meta de desarrollar conocimientos, actitudes, valores, principios y habilidades fundamentales para que los hijos vivan su sexualidad de forma seria y responsable. De tal forma que si extrapolamos esta realidad descubriremos que los docentes son producto de ese medio y no tienen una información y formación sustentable, fidedigna que los haga referentes para sus alumnos sobre cómo encarar una sexualidad responsable y mantener una salud sexual adecuada a su tiempo. De ahí que la educación en valores en la cual se desarrolla y estimula el sentido de la responsabilidad de las propias acciones y el asumir las consecuencias de los propios errores; en fundamental para desplegar un proceso de valoración y autoestima en los jóvenes adolescentes de ambos sexos.