El papa Francisco ha hecho público, el jueves 1 de febrero, su mensaje para la Cuaresma 2024, titulado “A través del desierto Dios nos guía a la libertad” un tiempo litúrgico que comenzó el 14 de febrero, Miércoles de Ceniza. El Papa subraya en su escrito que “es tiempo de actuar y en Cuaresma actuar es también detenerse. Detenerse en oración, para acoger la Palabra de Dios” para hacer cambios importantes en nuestra propia vida y “detenerse como el samaritano, ante el hermano herido” para dar respuesta a la situación actual de muchos hermanos, que viven en países como el nuestro, porque “También hoy llega al cielo el grito de tantos hermanos y hermanas oprimidos” y nos invita a preguntarnos si ese clamor “¿nos llega también a nosotros?” en un tiempo que los gritos se hacen más audibles y evidentes “ante la globalización de la indiferencia”.
Así, es que, la respuesta a ¿Por qué los Obispos reunidos en la Conferencia Episcopal de Honduras, en la antesala de la Cuaresma publican un mensaje, en el que comparten sus preocupaciones ante el clima de violencia que azota a Honduras? Es más, que evidente, ellos como pastores y como fieles servidores de Jesús, deben dar respuesta a las preguntas “¿Dónde estás? Génesis 3, 9” y “¿Dónde está tu hermano? Génesis 4, 9”, que le hace Dios a Caín después de haber asesinado a su hermano Abel por envidia, ya que se debe entender que la doctrina de la Santa Madre Iglesia, basada en las Santas Escrituras, nos compromete y recalca que tenemos el deber y la responsabilidad colectiva de cuidar a los más débiles y vulnerables de nuestro entorno inmediato y de la comunidad en la que vivimos. Y el Papa, nos insiste en que “El éxodo de la esclavitud a la libertad no es un camino abstracto” y que “Para que nuestra Cuaresma sea también concreta, el primer paso es querer ver la realidad” por esa razón la Conferencia Episcopal de Honduras, haciendo eco de las reflexiones del Papa a la Iglesia Universal, hizo un llamado urgente a recobrar la credibilidad en las instituciones públicas y mantener la separación de poderes del Estado para proteger, asegurar y respaldar el equilibrio y los pesos y contrapesos necesarios en la sociedad hondureña.
En su mensaje los obispos, resaltaron la determinación y los esfuerzos realizados para superar conflictos institucionales, pero destacaron que el horizonte no será claro hasta que se logre fomentar y crear un encuentro genuino, que permita escuchar de forma reflexiva y sin apasionamientos sectarios a la población, respetando sus ideas y el derecho a no estar de acuerdo con todas las posturas oficiales. Además, en su comunicado a Honduras, la Conferencia exhorta a reflexionar y actuar ante la incontrolable ola de violencia, en contra las mujeres y poner fin a la indiferencia en el entorno político y social del país, porque creemos en “un Dios que ve y sobre todo escucha: Yo he visto la opresión de mi pueblo, que está en Egipto, y he oído los gritos de dolor, provocados por sus capataces” y no se debe callar.