Apropósito del último mensaje publicado el lunes 13 de junio del 2022, publicado por la Conferencia Episcopal de Honduras (C.E.H.), reunidos en asamblea plenaria y bajo la nueva directiva a cargo de monseñor Roberto Camilleri, como presidente, es oportuno contestar la pregunta de muchos; ¿Por qué la Iglesia a través de los Obispos, se meten en política? La respuesta es simple, como sacerdotes tienen la misión de anunciar, proclamar, predicar la Buena Nueva; enseñar el amor, la justicia y denunciar toda injusticia.
Ellos, son llamados por Jesús a ejercer el magisterio de la Iglesia y les corresponde enseñarnos en cada momento histórico las líneas doctrinales, los principios y valores cristianos y en determinadas situaciones, levantar su voz profética denunciando situaciones concretas que van en contra de la dignidad de la persona y la paz. De ahí que “Como personas de fe, todos estamos llamados a vivir profundamente arraigados en nuestra relación con Dios y al mismo tiempo, comprometidos en la construcción del presente y futuro de Honduras. Se ha emprendido un nuevo camino en nuestra historia, con expectativas buenas para el pueblo”, invitación que hacen a todo “el pueblo de Dios y todas las personas de buena voluntad”, que aman a Honduras y desean verla prosperar.
Consciente de que la existencia de relaciones de justicia y de amor adecuadas, son decisivas para la promoción de la dignidad del hombre y la mujer en la vida social y su relación entre los ciudadanos y su Gobierno, prosiguen diciendo “A pesar de las dificultades, un nuevo horizonte se vislumbra. Deseamos contribuir con nuestras reflexiones, señalando algunas directrices, para que en esta nueva etapa que vive el país no quede atrapada por algunos de los problemas que tradicionalmente han impedido un mejor camino de justicia, equidad, imparcialidad, objetividad y desarrollo” y advierten del peligro de la perdida de la esperanza de los jóvenes que los orilla a aventurarse y migrar en la búsqueda de mejores oportunidades, poniendo en riesgo su vida.
Por otro lado, ante las manifestaciones públicas de algunos seguidores del partido político en el poder, la C.E.H. reflexiona que “el país es de todos y no de un determinado grupo” y advierten que “el revanchismo político, la polarización y la búsqueda de intereses partidistas, dañan seriamente la auténtica democracia”, siendo necesario “implementar un sincero diálogo social, una búsqueda del bien común para que podamos avanzar hacia una autentica refundación de Honduras y abrir las puertas a la reconciliación “examinando los cimientos sobre los cuales se desea construir, creando lineamientos claros con la participación de personas competentes y sobre todo honradas para crear la confianza; la elección de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y el Fiscal General del Estado es todo un reto ya que “constituye un punto culminante y decisivo para el futuro de Honduras”.
A través de este documento, la Iglesia no busca dar recetas políticas, ni opta por una ideología en particular, sino que muestra las exigencias que deben respetarse y cumplirse en toda sociedad sin importar el tipo de Gobierno, partido o sistema económico, teniendo en cuenta los principios y valores cristianos.