La Asunción de la Virgen María y la Ascensión son dos acontecimientos diferentes que, al mismo tiempo, tienen mucha semejanza. La Asunción de la Virgen María, explica el padre Rodolfo Varela, significa que, después de completar su misión en la tierra, Dios elevó a María a la gloria del cielo en cuerpo y alma. “Ella no experimentó la muerte como el resto de nosotros, sino que fue llevada al cielo para estar junto a Dios para siempre. Fue Dios, Él la elevó.” En cambio, la Ascensión, que conmemoramos 40 días después de la Pascua, es el momento en que el Señor fue al cielo en cuerpo y alma al final de su vida terrena, Él lo hizo con su propio poder. Jesús mismo fue el agente activo del milagro. Jesús ascendió al cielo.
Jesucristo es el hijo de Dios hecho hombre, con las ambas naturalezas; tanto la humana como la divina, pero la Virgen María, es una criatura de Dios dependiente del Padre en todo momento. Por eso decimos que María fue asunta al cielo.
Conclusión
La diferencia reside en que Jesús ascendió al cielo por su propio poder, pues siendo verdadero Dios y verdadero Hombre, con la omnipotencia de su divinidad ascendió para sentarse a la derecha de Dios Padre. La Virgen María, por su parte, y debido a que Dios no permitió que viera corrupción el vientre donde Él decidió que se encarnara Su Divino Verbo, vientre que sirvió de Tabernáculo santo, fue asunta al cielo en cuerpo y alma por la voluntad y la fuerza de Dios.
