El Inmaculado Corazón de María nos remite de manera directa y misteriosa al Sagrado Corazón de Jesús que celebramos este 19 de junio. María, Madre de Jesús y nuestra, nos señala hoy un corazón que arde de amor divino, que rodeado de rosas blancas nos muestra su pureza total y que atravesado por una espada nos invita a vivir el sendero del dolor-alegría. Y es que en María todo nos dirige a su Hijo.
La historia de la devoción del Inmaculado Corazón se inicia en el siglo XVII, como consecuencia del movimiento espiritual que procedía de San Juan Eudes.
Consagración al Inmaculado Corazón de María
El “Oh, Virgen mía, Oh, Madre mía, yo me ofrezco enteramente a tu Inmaculado Corazón y te consagro mi cuerpo y mi alma, mis pensamientos y mis acciones. Quiero ser como tú quieres que sea, hacer lo que tu quieres que haga. No temo, pues siempre estás conmigo. Ayúdame a amar a tu hijo Jesús, con todo mi corazón y sobre todas las cosas. Pon mi mano en la tuya para que esté siempre contigo.” Amén
Oración al Inmaculado Corazón
“Acuérdate, Nuestra Señora del Sagrado Corazón, de las maravillas que el Señor hizo en ti: Te eligió por madre y te quiso junto a su cruz. Hoy te hace compartir su gloria y escucha tus suplicas. Ofrécele nuestras alabanzas y nuestra acción de gracias. Preséntale nuestras peticiones.
(Aquí se pide la gracia que se desea obtener)
Haznos vivir, como tú, en el amor de tu Hijo, para que venga a nosotros su reino. Conduce a todos los hombres a la fuente de agua viva que brota de su Corazón, derramando sobre el mundo la esperanza y la salvación, la justicia y la paz. Mira nuestra confianza, atiende nuestra súplica y muéstrate siempre Madre nuestra. Amén”
(Seguidamente rezar un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria)