La Iglesia católica de Cuba aboga por el diálogo sano y fructífero entre los cubanos, dicen los obispos en su habitual mensaje por Navidad, publicado en el sitio web de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba.
“Una sana pluralidad, el diálogo y la negociación» entre los que tienen opiniones diferentes, así como a favor de cambios “para bien y en paz» son algunos de los deseos de la comunidad católica de la Isla recogidos en el texto.
“Una buena noticia para los cubanos sería que la intolerancia dé paso a una sana pluralidad, al diálogo y a la negociación entre los que tienen opiniones y criterios distintos”, subraya el mensaje. Y añade que “las carencias materiales, el cansancio espiritual, la insuficiente economía personal, familiar y nacional que afectan duramente la vida presente y ensombrecen el futuro, están pesando en el alma de la inmensa mayoría de los cubanos”.
Asimismo, los obispos sostienen que la crisis económica, la pandemia de la COVID-19 y las consecuencias de los fenómenos naturales «provocan en la población temores e incertidumbres».
Dicen: «En medio de esta situación, además de las propuestas de solución aportadas por las autoridades, se han expresado otras tantas», «todas las propuestas deben ser escuchadas y atendidas».
Recuerdan las palabras del papa Francisco cuando señaló que «el auténtico diálogo social supone la capacidad de respetar el punto de vista del otro. Desde su identidad, el otro tiene algo que aportar, y es deseable que profundice y exponga su propia posición para que el debate público sea más completo todavía”.
“Un país crece cuando entre sus diferentes grupos no se fomenta la confrontación, sino la amistad social”, recalca la Conferencia que preside el obispo de la diócesis de Holguín, Emilio Aranguren.
Los prelados piden que «la intolerancia dé paso a una sana pluralidad, al diálogo y a la negociación entre los que tienen opiniones y criterios distintos”, entre varios asuntos que estiman serían “buenas noticias para los cubanos”.
En su mensaje de Navidad, los religiosos piden evitar «la violencia, la confrontación, el insulto y la descalificación para crear un ambiente de amistad social y fraternidad universal”.
Sus peticiones se refieren, además, a que el reajuste de la economía nacional «ayude a que cada cual pueda sostener a su familia con un trabajo digno, con el salario suficiente y con la siempre necesaria justicia social”.
Los obispos creen sería una buena noticia para los cubanos no tener que buscar fuera de su país “lo que debemos encontrar dentro; que no tengamos que esperar a que nos den desde arriba lo que debemos y podemos construir nosotros mismos desde abajo”.
Por último, abogan porque cesen «todos los bloqueos, externos e internos”, y solicitan que se dé paso a “la iniciativa creadora, a la liberación de las fuerzas productivas y a leyes que favorezcan la iniciativa de cada cubano”, de esa manera, dicen, “cada uno sentirá y podrá ser protagonista de su proyecto de vida y la nación avanzará hacia un desarrollo humano integral”.
Se calcula que en Cuba el 60 % de la población, de 11,2 millones de habitantes, es católica, estimado hecho sobre la base de personas bautizadas, aunque el porcentaje de cubanos que asiste a misa dominical se reduce a un 2 % y en los últimos años se ha producido un proceso de expansión de las iglesias evangélicas.