En la mayoría de los grupos de la vida cotidiana: trabajo, familia y parroquia, existen ambientes dañinos para la sana convivencia, personas que, con su envidia y sus chismes, acaban con el ambiente ameno que los demás pretenden vivir.
Y la razón por la que el chisme es una infamia es porque casi siempre trata con verdades a medias.
Una persona obtiene un lado de la historia y una parte de la verdad, luego saca la conclusión equivocada y se lo cuenta a otra persona.
La mentira se vuelve exagerada y se difunde aún más abriendo la puerta a opiniones preconcebidas y distorsionadas, sin considerar los hechos con honestidad, cayendo en lo que llamamos PREJUICIO.
El prejuicio ciega la razón y se cierra ante argumentos convincentes, lleva a juicios temerarios y a la calumnia, con frecuencia justifica y fomenta el rechazo o el odio y es contrario a la caridad, la verdad y la justicia.
Bien lo dice el Papa Francisco: “El chisme es una plaga peor que el coronavirus”, es como un horrible cáncer. Lo recortas en un lugar y sale en otro. Este destruye la reputación de las personas, destruye los matrimonios y socava la obra del Señor.
Este fenómeno se acaba cuando llega a oídos de una persona prudente e inteligente para saber que esto no es nada provechoso, por lo que no merece la atención, al contrario, siguiendo los consejos del Santo Padre: “Hagamos un esfuerzo por no chismear” poniendo en práctica estos consejos:
1. No creas todo lo que te dicen. Recuerda que siempre, hay otra versión de la misma historia. Por lo tanto, se prudente y evita juicios temerarios ante cualquier comentario.
2. Antes de compartir tu opinión, averigua de varias fuentes creíbles y serias, lo que realmente sucedió.
3. Ten el coraje, la gracia y el sentido común de ir directamente a la fuente. Si María chismea sobre Juan, ve directamente a Juan para averiguar los hechos.
4. Otorga siempre el beneficio de la duda. Cree lo mejor, no lo peor. Si escuchas algo malo sobre alguien, imagina por qué hizo eso (si es que realmente lo hizo) y cuáles podrían haber sido sus buenas motivaciones.
5. Guarda silencio. No tienes que decirle todo a todos, hasta un necio es tomado por sabio si mantiene la boca cerrada.
6. Desafía los chismes. No lo creas, y dile con dulzura a la persona: “¿Realmente sabes si eso es cierto? ¿Estuviste presente?”
7. Fija tus ojos en la verdad. ¿Por qué perder el tiempo en chismes tontos e inútiles?
8. Ora por las personas involucradas y ofrece un “Señor, ten piedad” por ellos.