Este miércoles, el Papa Francisco se refirió al Evangelio de San Marcos (10,17-22) durante su acostumbrada catequesis semanal, en medio de su convalecencia tras permanecer 38 días hospitalizado en el Hospital Gemelli, debido a una insuficiencia respiratoria aguda.
El Santo Padre habló sobre una figura del pasaje bíblico «que no tiene nombre», una persona que ha cumplido la ley, pero que, a pesar de ello, «no ha encontrado la felicidad ni la seguridad de ser salvado».
«La propuesta que Jesús le hace a este hombre es cambiar su forma de vivir y de relacionarse con Dios. Jesús reconoce que, dentro de él —como en todos nosotros— hay algo que falta. Es el deseo que llevamos en el corazón de ser queridos. Hay una herida que nos pertenece como seres humanos, la herida a través de la cual puede pasar el amor», afirmó el Sumo Pontífice.
En lo que respecta al amor propio, el Papa expresó que «mientras intentemos comprar el amor o mendigar afecto, esas relaciones nunca harán que nos sintamos felices».
«Hermanas y hermanos, encomendemos al Corazón de Jesús a todas las personas tristes e indecisas, para que puedan sentir la mirada de amor del Señor, que se conmueve al mirar con ternura dentro de nosotros», concluyó en su exhortación semanal.