“Dichosa tu porque has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá”, Con estas líneas inicio la homilía en el domingo donde se nos recuerda la Asunción de la Virgen María al cielo, uniéndonos con alegría, fe y esperanza, siendo esta fiesta un himno al optimismo, un dogma de amor, por parte de Cristo.
El Papa Pio XII, definió este dogma de la Santísima Virgen, en el año 1950, quien decía “Es algo que tengo en el Corazón, y es lo que tenía Cristo en su Corazón”.
Su Eminencia Cardenal Óscar Andrés Rodríguez, desde la Basílica Nuestra Señora de Suyapa, celebro esta fiesta litúrgica, llamando a la feligresía a reflexionar sobre este dogma mariano.
“Celebramos con gozo la Asunción de Santa María al Cielo en cuerpo y alma, como reina del Universo, este ministerio encuentra su esplendor y significado en Cristo muerto y resucitado; María participa en este misterio de la resurrección, como la primicia, como madre para ser partícipes a sus hijos.” Puntualizó el Arzobispo de la Arquidiócesis de Tegucigalpa.
La fiesta de hoy es un amor eterno, Jesús no solamente nos ha amado con un amor temporal, pasajero, nos ama con amor eterno, la fiesta de la Asunción es como un rayo de sol, que nos que nos invita a la pascua eterna, continuo en su homilía su Eminencia Cardenal Rodríguez.
El destino de María como madre, evoca el destino de todos sus hijos y de su familia la Iglesia, siendo un amor que no se detiene con la muerte.
Recordándonos en la homilía de este día, que nuestro cuerpo es amado por un amor eterno, que solo lo otorga el mismo Dios, lo que la convierte en la fiesta del auténtico humanístico cristiano, el triunfo del amor humano.
La Virgen María es la humanidad, plenamente realizada, resaltó el purpurado en su reflexión.
Recordando el encuentro de dos mujeres embarazadas, pasaje que lo encontramos en el evangelio de este domingo, fiesta de la Asunción mariana.
María como una gran mujer, nos recuerda como ha sido bendecido la humanidad, esto al llevar nueve meses en su vientre al hijo de Dios, convirtiéndose en el primer sagrario y custodia viva.
María como madre de la Iglesia y de la comunidad, quien día a día acompaña su pueblo Honduras, bajo la advocación de Santa María de Suyapa, siendo la fuente de verdadera alegría, bajo la fuerza de su hijo Jesús.
Ante tanta falsa alegría, María intercede, poniendo su gracia, bajo una relación amorosa con Dios, razón por la que hoy se celebra, siendo la plenitud integral transformada por la resurrección de Jesús, recordando que nuestras vidas están destinadas a esa misma transfiguración.