En la Homilía del Señor arzobispo de Tegucigalpa, Cardenal Óscar Andrés Rodríguez para este Domingo de Bautismo del Señor, detalló que las palabras del Evangelio de hoy no solamente están dirigidas al Señor Jesús, sino a todo ser humano, a cada uno de nosotros.
Así mismo expresó, que “Hoy contemplamos a Jesús en el río Jordán, en medio de una multitud de pecadores. Él que no cometió pecado, se hace solidario de las esperanzas y necesidades de quienes aguardan algo distinto, algo nuevo y se pone en las filas de aquellos que buscan que algo cambie, como un penitente más. Él que es la novedad de Dios asume la condición humana en la apariencia del pecador y se hace silenciosamente solidario de la necesidad de cambiar, de la necesidad de una humanidad que está distorsionada por el pecado”.
Amor solidario
Además, agregó, que en la fila de los pecadores, Jesús nos enseña el amor solidario, el Jesús solidario con los sufrimientos, las cegueras, las esclavitudes y las heridas de todos. “Jesús se sumerge en nuestro límite, en el interior de nuestra fragilidad de seres humanos”, dijo.
Al igual recalcó que necesitamos sentirnos amados como Jesús y que es lo único que puede dar un sentido nuevo a nuestra vida. “Hoy deberíamos tener un minuto de oración personal para sentir ese amor de Dios, tu eres mi hijo, tu eres mi hija, tú eres amado, yo te amo.”
Al igual adicionó, “qué bello es, que hoy concluyendo este tiempo de la Navidad podamos escuchar el amor de Dios, “tú eres mi hija amada, tú eres mi hijo amado, eso es lo que puede llenar de sentido nuestra vida, esa es la voz que nos libera de toda alineación, nos hace superar miedos y dificultades y nos llena de alegría que nadie nos puede arrebatar”.
Hacer el bien
Así mismo explicó, que en la primea lectura de hoy, escuchamos toda esa ternura de Dios con su hijo: “Mi hijo amado, al que he venido guiando, así debe sentirse cada uno y una de nosotros”, al igual hablo, que en la aegunda lectura, habla que Jesús paso su vida haciendo el bien, este es el programa para este año que comienza, ojalá que todos pasemos este año haciendo el bien.
Al terminar, el Arzobispo de Tegucigalpa manifestó que lo único que necesitamos para vivir un año feliz, es que nuestros ojos se vuelvan al Señor. “Jesús, Hijo amado del Padre, concédenos abrirnos a la experiencia de sentirnos amados. Que se abra el cielo y podamos escuchar esa voz: Tú eres mi hijo amado y eso es lo único necesario para que podamos vivir un año nuevo feliz” concluyó.
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