El Papa Francisco, durante el rezo mariano del Ángelus desde la Plaza de San Pedro, se asomó a la ventana del Palacio Apostólico para rezar junto con los fieles presentes y comentar la liturgia del día, que muestra la escena con la que comienza la vida pública de Jesús.

El Papa Francisco invitó a detenerse en un punto importante, a saber, en el momento en que Jesús recibe el Bautismo: el texto señaló, y dice que “estaba orando”.

El santo Padre detalla que en el Evangelio de hoy podemos ver los “dos movimientos” de la vida de Jesús: por una parte, desciende hacia nosotros en las aguas del Jordán; por otra, eleva su mirada y su corazón orando al Padre.”

La oración es la clave

Es esta una “gran enseñanza” para nosotros, señaló el Papa: inmersos “en los problemas de la vida y en muchas situaciones intrincadas, llamados a afrontar momentos y elecciones difíciles que nos abaten”, si no queremos permanecer aplastados, “tenemos necesidad de elevar todo hacia lo alto”. Y así, la oración, “que no es una vía de escape, no es un rito mágico ni una repetición de cantilenas aprendidas de memoria”, es “el modo”, según el Papa, “de dejar que Dios actúe en nosotros, para captar lo que Él quiere comunicarnos incluso en las situaciones más difíciles”, y, de este modo, “tener la fuerza de ir adelante”.

La oración da oxígeno a la vida y abre al cielo

La oración “da oxígeno a la vida”, aseguró Francisco, además de hacernos ver las cosas “de modo más amplio”.  “Sobre todo, nos permite tener la misma experiencia de Jesús en el Jordán: nos hace sentir hijos amados del Padre. También a nosotros, cuando rezamos, el Padre dice, como a Jesús en el Evangelio: “Tú eres mi hijo, el amado” (cfr. v. 22). Nuestro ser hijos comenzó el día del Bautismo, que nos ha inmerso en Cristo y, miembros del Pueblo de Dios, nos ha hecho convertirnos en hijos amados del Padre. ¡No olvidemos la fecha de nuestro Bautismo!”

No descuidemos la oración

Antes de concluir el Papa Francisco dejó para la reflexión de los fieles algunas preguntas: “¿cómo va mi oración? ¿Rezo por costumbre, desganado, sólo recitando algunas fórmulas? ¿O cultivo la intimidad con Dios, dialogo con Él, escucho su Palabra?”

La oración abre al cielo, da oxígeno a la vida y hace ver las cosas “de modo más amplio”. Es “el modo”, según el Papa, “de dejar que Dios actúe en nosotros, para captar lo que Él quiere comunicarnos incluso en las situaciones más difíciles”, y tener así “la fuerza de ir adelante”.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí