En la homilía dominical desde la Basílica de Suyapa, Su Eminencia Cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, se refirió a la parábola de la oveja pérdida, al igual que la de la moneda. Estas parábolas, explica, “Nos están revelando el rostro de Dios, que se manifiesta en el Señor Jesús, ya que al contar esas palabras es entender que así es Dios que cuida de nosotros y de cada ser humano”, expresó,
Al igual, manifestó que “Dios quiere que nos sintamos amados y asistidos por su divina misericordia, por más fracasado que se sienta, siempre hay un camino, una salida”.
Detalló que una oveja perdida en el rebaño, queda agotada y se echa en tierra y es imposible se levante y camine, pero la solución que le queda al pastor es colocarla sobre sus hombres y es así, como el amor de Dios sostiene nuestras vidas.
El Arzobispo de Tegucigalpa, recordó que en estas dos parábolas, se subraya la misericordia de Dios en favor de los marginados, de aquella sociedad y también de la nuestra, la mirada de compasión que Dios tiene sobre nosotros, ya que Dios es ternura.
“El Dios del Señor Jesús, no es un Dios que castiga, sea cual sea su conducta, porque en Él, hay amor, hay perdón” subrayó. Asimismo, incitó a la feligresía a nunca sentirse un caso perdido ya que el amor y la misericordia del Padre siempre está ahí para cada uno de nosotros.