En la Homilía de este domingo 17 de julio en la Basílica de Suyapa, el Cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, hizo énfasis del Evangelio, de San Lucas 10, 38-42, sobre la escena en Betania, que presenta dos hermanas y dos maneras de recibir a Jesús.
“Una mujer llamada Marta lo recibió en su casa”. Se trata de la casa familiar de Marta. Eso quiere decir que es un encuentro personal con estas dos mujeres. “Tenía una hermana, llamada María que sentada a los pies de Jesús escuchaba su palabra”.
A María la contemplamos escuchando a Jesús. María está allí como discípula. Esto rompe el esquema cultural y religioso de la época en que las mujeres no podían escuchar la enseñanza de un maestro, enfatizó El Cardenal.
Necesitamos ratos de silencio
Además, destacó, que todos necesitamos ratos de silencio y sosiego para fijar nuestra mirada en Jesús. A veces, nos pasa como a Marta: estamos aturdidos por la actividad y por las prisas, nerviosos agobiados y nos desconectamos de lo esencial. Hoy necesitamos como Jesús esa relación personal con Dios, detalló Su Eminencia.
También se refirió a los actos de violencia sucedidos recientemente mencionando: “hemos visto con horror ese crimen abominable, fruto de una planificación cuidadosa. Que triste cuando el ser humano se deshumaniza, y piensa solo en matar, en destruir lo cual es el plan directo contra Dios, Dios quiere, la vida, el amor, no quiere, odio ni muertes”
Intereses mezquinos
El V Arzobispo de Tegucigalpa, destacó que estos actos de violencia nos debe hacer reflexionar, ya que Honduras no puede seguir así, polarizada por intereses mezquinos, que van contra la voluntad de Dios.
Invitó a reflexionar a aquellos que se atreven a quitar la vida a los demás apuntando: “nadie tiene derecho a quitarle la vida a nadie, no solo debemos repudiar esos crímenes, sino cada uno debe hacer lo que se pueda para ir eliminando la violencia, sembrando la ley de Dios, educando aquellas personas que jamás recibieron una educación moral”.
Así mismo, invitó a orar por aquellos que crecieron “embrutecidos” por el dios dinero, ya que jamás tendrán la paz interior en su conciencia sabiendo que son asesinos. Al igual, clamó esa oración por las familias hondureñas que a diario pierden a sus parientes de manera injusta.
“No podemos seguir así, Honduras debe cambiar, reconciliarse, y pensar en hacer el bien, es lo único que nos llevaremos al momento de presentarnos ante nuestro creador y redentor, tenemos que orar mucho más, para que nuestro país se acerque a Dios, tenemos orar mucho más para que Dios toqué esos corazones de piedra y de esa manera puedan convertirse y hacer el bien.