América Latina y el Caribe ha realizado importantes esfuerzos de inmunización contra COVID-19, salvando miles de vidas en el proceso. Desafortunadamente, la mayoría de los países de la región aún están lejos de vacunar completamente a sus poblaciones, al momento de la publicación se observa una tasa de vacunación del 45% (dos dosis). De cara al futuro, especialmente en el contexto de nuevas variantes como Omicron, acelerar los procesos de vacunación será fundamental para la recuperación.
Utilizando datos del Grupo de Trabajo de Líderes Multilaterales sobre COVID-19, este #GraphForThought examina las limitaciones que enfrentan los países para vacunar a sus poblaciones. Estos datos nos permiten ver cómo les está yendo a los países en las diferentes etapas del proceso de vacunación: pre compra o aseguramiento del suministro de vacunas, entrega de vacunas al país receptor y administración de vacunas a la población.
En cuanto al suministro o pre-adquisición de vacunas, de los 24 países donde se dispone de datos, más de la mitad (13) han asegurado el suministro necesario para inmunizar a toda su población con dos dosis (países que alcanzan el 200% en el gráfico). En promedio, ALC ha obtenido suficientes vacunas para inmunizar más que completamente a su población, pero existe una heterogeneidad importante entre los países. Si bien Perú y Chile han asegurado suficientes vacunas para inmunizar completamente a sus poblaciones 2 veces más, Haití solo ha asegurado suficientes vacunas para el 30% de su población (dos dosis).
Sin embargo, asegurar las vacunas no significa que esas vacunas estén disponibles. Existe una gran brecha entre las vacunas que se han comprado o asegurado previamente y las que se han entregado realmente a los países. En la región, del total de dosis aseguradas, solo se ha recibido el 64%. En otras palabras, el principal obstáculo para los esfuerzos de vacunación en ALC es el de la entrega.
El retraso se debe a la limitada capacidad de producción de los laboratorios a escala mundial; sin embargo, las posibilidades de recibir las vacunas que los países tienen aseguradas también están relacionadas con el poder adquisitivo y negociador del país. En los países de ingresos altos de todo el mundo, el número medio de dosis aseguradas representa el 471% de la población total, mientras que las vacunas recibidas son suficientes para vacunar a cerca del 90% de su población con dos dosis. En ALC, las dosis aseguradas representan el 225% de la población total, mientras que las vacunas recibidas son suficientes para vacunar solo al 64% de toda la población con dos dosis. Una vez más, estos números esconden enormes heterogeneidades. Haití, por ejemplo, ha recibido suficientes vacunas para inmunizar solo al 1% de su población.
Una vez que se entregan las vacunas, a los países de ALC les ha ido bastante bien en términos de administrarlas a sus poblaciones. 16 países han administrado el 80% o más de las dosis recibidas, y 10 de ellos están por encima del 90%. En otras palabras, la imagen tomada en este momento de la pandemia indica que el desafío logístico de inocular a la población se concentra solo en unos pocos países.
Una noticia alentadora es que, a medida que pasa el tiempo, la brecha entre la población con una dosis frente a dos dosis se ha ido cerrando lentamente en la región. Inicialmente, muchos países siguieron la estrategia de tener a la mayor parte de su población con al menos una dosis única antes de comenzar a inocular con la segunda dosis. Esto se ha demostrado problemático, ya que, según estimaciones publicadas en el British Medical Journal y analizadas en El País, la protección parcial de la primera dosis debe estar por encima del 70% para que esta estrategia tenga éxito en frenar la propagación del virus. Antes de que las mutaciones se volvieran dominantes en muchos países, solo unas pocas vacunas alcanzaban este nivel de protección con una sola dosis, y las mutaciones han debilitado dicha eficacia. En este momento, la diferencia promedio entre población con dos dosis y solo una dosis es de 10 puntos porcentuales, hace un mes esa diferencia era de 13.
Si bien la región ha realizado un esfuerzo significativo para adquirir vacunas, aún existen retrasos importantes en su entrega. En el mundo, los países más ricos han acumulado cantidades importantes de vacunas, mientras que los más pobres siguen teniendo problemas para cubrir a sus poblaciones más vulnerables. Es fundamental que los países con excedentes los compartan. También es fundamental ampliar la capacidad de producción de vacunas, ya que este sigue siendo el principal cuello de botella en el proceso de vacunación. Desde una perspectiva de equidad, es problemático que los países que han pre comprado las menores dosis sean los que sufren los mayores retrasos en su entrega. Es necesaria una mayor transparencia tanto en el coste de los viales como en los criterios de entrega.