¡Ay de mí si no evangelizo! también a los ateos

La Iglesia debe anunciar el Evangelio a un hombre culturalmente distinto al que lo ha hecho hasta ahora, muchos de los cuales se autodenominan no creyentes

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 “Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado…” San Pablo VI en la exhortación apostólica Evangeli Nuntiandi, nos recuerda que “La Iglesia entera es misionera, la obra de evangelización es un deber fundamental del pueblo de Dios”. Es el mandato de Jesús para cada bautizado, lo que implica también hablar de Dios a quien no cree en Él.

Testimonio

Según diversos expertos, el ateísmo actual ya no es fruto de un razonamiento teórico o una inquietud intelectual, sino que consiste en “vivir sin Dios con absoluta normalidad”. El padre Rodolfo Varela, párroco de la comunidad Nuestra Señora de la Visitación, explica que a los ateos se les evangeliza, sobre todo, con el testimonio. “No se les enseña tanto con la Biblia, sino con la Palabra de Dios hecha vida encarnada, esa es la mejor forma de presentarle a Dios a un ateo” afirma y añade que es vital ser coherentes en la vida, lo que predicamos con las acciones. En relación a ello, Carlos Moreno, director del campus Santiago Apóstol de la Universidad Católica de Honduras en Danlí, resalta lo que dice Aparecida al hablar del desafío pastoral, conocer a Jesucristo es nuestro gozo, anunciarlo es nuestra misión. “La prioridad es que el creyente viva su fe con gozo, para que esta sea la primera y más importante forma de evangelización como lo decía San Juan Pablo II”, mencionó.

Perseverancia

La misión con aquellos que no creen, no es una tarea fácil, hasta podría considerarse por muchos como estéril, pero la clave está en la perseverancia. Óscar Rodríguez, feligrés de la diócesis de Choluteca, nos comenta como trabajó por mucho tiempo con jóvenes que se autodenominaban ateos. Él menciona que es un gran reto llegar a la mente y al corazón de personas un poco indispuestas a una experiencia de evangelización católica, es por ello, que recuerda que “Lo que vemos imposible como seres humanos, para Dios si es posible cuando se prepara muy bien un momento de efusión del Espíritu Santo”.

Evangelizar según San Pablo VI en Evangeli Nuntiandi

“Evangelizar no es para nadie un acto individual y aislado, sino profundamente eclesial. Cuando el más humilde predicador, catequista o Pastor, en el lugar más apartado predica el Evangelio, reúne su pequeña comunidad o administra un sacramento, aun cuando se encuentra solo, ejerce un acto de Iglesia y su gesto se enlaza mediante relaciones institucionales ciertamente, pero también mediante vínculos invisibles y raíces escondidas del orden de la gracia, a la actividad evangelizadora de toda la Iglesia”.

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