Dios continúa llamando y eligiendo a aquellos que Él desea para ponerlos al servicio de su pueblo. En la historia vocacional de esta semana, conoceremos el camino de un nuevo presbítero que, aunque es originario de Santa Rosa de Copán, junto a su familia, han vivido la experiencia de ser migrantes.
Infancia
De niño anhelaba ser médico y popularmente hoy le llaman un “cura de almas”. Esos sueños, Dios los fue moldeando para irlo configurando con Él. Desde que estaba en kínder, demostró tener talento para los estudios, ya que aprendió a escribir en esta época escolar. De igual manera, era muy aficionado a montar a caballo y disfrutar de la familia, especialmente las aventuras con sus primos. En ningún momento, se le cruzó por la mente ser sacerdote. Como todo joven, antes de ingresar al seminario, en su juventud experimentó el enamoramiento. Él nos confiesa que su primera novia la tuvo en sexto grado, un amor inocente que no tenía que esconder, ya que hasta tenía la autorización de los padres de la niña.
Fe
El encuentro con Dios va surgiendo por el testimonio de su abuela, quién le va transmitiendo el deseo de servir al Señor, “Ella me mostró el rostro de Dios, no tanto por su conocimiento, sino por su profunda fe”. “A vos Dios te llamó” le repetía constantemente su abuela, previendo el llamado que posteriormente le concedería. Fue monaguillo, por la necesidad en su comunidad y desde que comenzó ese proceso empezó a sentir inquietudes sobre el ministerio, con algo de pánico al inicio, pero, sobre todo, admiración por la labor pastoral de los sacerdotes.
Vocación
Al inicio, el presbítero confiesa que negaba aceptar esa inquietud, pero al conocer a unos seminaristas aceptó que Dios le estaba llamando. Para entrar a este proceso sufrió mucho, porque pensaba que sus padres no iban a aceptarlo. “Hice el proceso de discernimiento a escondidas de mi familia, porque sabía que no me iban a dejar” relató el sacerdote. Sabía que tenía que llegar el momento para decírselo a sus padres, confiesa el presbítero, mientras recuerda que, durante todo el mes de diciembre, estuvo rezando y ayunando, para ver en qué momento les decía a sus progenitores. Un primero de enero, ya con la carta de aceptación al seminario, se sentaron a ver televisión e inmediatamente estaba sintonizado Suyapa TV, se transmitía en ese momento la Misa vocacional y juvenil en donde se presentan normalmente a los nuevos integrantes del seminario.
Su papá observó a esos jóvenes y se sorprendió y alabó la valentía de esos muchachos, comenzó a elogiarlos, mientras tanto, el Padre Alex se repetía a sí mismo, está es la oportunidad…Tomó valor y le entregó la carta de aceptación. Su papá quedó en shock, se fue a su habitación y no le dijo nada. Por su parte, la mamá le dijo que ella ya sabía, pero solo esperaba que él lo dijera.
Ministerio
Después de ocho años de estudio en el Seminario Mayor Nuestra Señora de Suyapa, en donde se forjan los futuros presbíteros, fue enviado a Santa Bárbara, para iniciar un proceso de transición, ya que esta parroquia, antes fue regida por los padres pasionistas. Llegó como seminarista, sirviendo, allí recibió el diaconado y un tiempo después, en medio de la pandemia, es ordenado sacerdote y asignado a seguir trabajando con el pueblo santabarbarense.
Conozca al Padre Alex Javier Ayala Lemus
Nació el 19 de septiembre 1991. Es originario de Santa Rosa de Copán, y su familia de San Jerónimo, Copán. Ingresó al seminario el 23 de enero de 2011 y recibió la Ordenación Diaconal el 08 de diciembre 2020 en la ciudad de Santa Bárbara, fue consagrado sacerdote el 01 de mayo 2021 en la ciudad de La Entrada, Copán. Su primera Misa la celebró en el municipio de San Jerónimo, Copán, en la Parroquia San José Protector.