Querido Will, lo que sucedió ayer me recordó a Simón Pedro, uno de los discípulos y de los mejores amigos de Jesús. En un momento de injusticia, Simón Pedro desenvainó su espada y le cortó la oreja derecha a un criado. Jesús, aún sabiendo la injusticia que había cometido este criado, lo vió con misericordia y sanó su herida. Resolvió.
Will, Jesús valora a aquellos que se indignan ante lo injusto, pues eso habla de la nobleza de nuestros corazones. Sin embargo, a Jesús también le importan las formas, nuestro actuar ante aquello que nos lastima. Él te comprende, pero también te extiende una invitación a saber llevar la situación. En este caso, perdonar no es lo más fácil, pero es lo más poderoso que alguien puede hacer. Ojo, esto no significa que lo injusto está bien, pero el Señor no deja ninguna de ellas sin resolver.
Will, vos que me leés, lo justo para los que elegimos el camino de la paz, es que el amor esté sobre aquello que tanto nos ofende. Que la misericordia del Señor nos permita detenernos antes de dañar. Y que el perdón sea siempre esa primera opción, porque sin duda, en algún momento necesitamos recibirlo también. Es de sabios y humildes encomendar la injusticia ante un Dios justo que conoce cada una de nuestras intenciones. Él es quien verdaderamente pesa nuestros corazones.
Aprendamos juntos, pues todos, en algún momento de nuestras vidas, somos Will Smith