“Estoy en las calles desde hace dos años por necesidad”. Esas son las primeras palabras que pudo parafrasear, Betsy Xiomara Figueroa de 52 años de edad, quien padece una leve condición de retardo mental. Ella junto a su hija Claudia Figueroa, que padece de epilepsia al igual que sus otras dos hermanas, salen a “pedir” a diario en las calles, llevando consigo una caja de cartón y se instalan a inmediaciones de la avenida Jerez de Tegucigalpa.
Entre las necesidades más básicas de Xiomara están la alimentación y un techo bajo el cual puedan descansar “cuando alguien me da algo de dinero, lo primero que le digo es, Dios me lo bendiga a usted y su familia”, estas cortas palabras, pero impregnadas de gratitud, son con las que Xiomara se dirige a los transeúntes que se despojan de unas monedas para apoyarla. Este es uno de los innumerables testimonios que se ven a diario en todo el país y que no son ajenos a la realidad.
Realidad
El problema que vemos en este tipo de situaciones, es cuando no se vuelven una necesidad, sino que, hay muchas personas adultas que abusan de la condición de sus hijos, todo lo contrario de Xiomara que no puede hacer otra cosa más. Incluso se han conocido algunos casos donde los padres de familia exponen a sus infantes a pedir en las calles que, aparte de estar llenas de covid, presentan un sinnúmero de peligros que vulneran sus derechos a una mejor vida. Estudios realizados por el Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (FOSDEH) sobre la tasa de desempleo en el 2021, revelan que hay más de 400 mil personas desempleadas a nivel nacional.
“Lo anterior tiene una incidencia directa sobre la pobreza y mendicidad” asegura el economista Obed García. “Siete de cada diez hondureños es pobre” lamentó García y en este mismo contexto, aseguró que el hondureño promedio dentro de esta escala estaría viviendo con menos de un dólar al día. Además, agregó que los programas que ha impulsado el Gobierno para reducir esta brecha de la pobreza, son limitados, por lo tanto, los resultados esperados no tienen el impacto esperado.
Mendicidad
Los menores de edad también son parte de estas estadísticas de miseria que reporta el FOSDEH, ya que son al menos 15 mil niños los que están en situación de calle, recorriendo los bulevares y avenidas de la capital pidiendo dinero y otros podrían estar siendo abusados, según lo reporta la organización Casa Alianza. Guadalupe Ruelas, director de esta institución, asegura que “Estos 15 mil menores están distribuidos entre las ciudades de San Pedro Sula y Tegucigalpa, situación que se ha acentuado por la pandemia”. Ruelas asegura que “no hay un recuento real establecido, sin embargo, la Dirección de Niñez Adolescencia y Familia (DINAF), contabilizaba a marzo de este año que se habían sumado 300 infantes más a estas estadísticas”.
Razones
Entre las causas para que se dé el incremento de los menores en situación de calle, según Casa Alianza, están: la pobreza extrema, falta de oportunidades de trabajo, inseguridad, pocos programas de salud, entre otras necesidades básicas que los infantes necesitan para subsistir.
A diferencia del caso de Betsy Xiomara, quien tiene que salir a las calles porque su condición de salud la limita afrontar una responsabilidad laboral y que la situación del país la obliga a hacerlo, aquellas personas que se dedican a utilizar a sus hijos para la mendicidad, incurren en un delito que puede llegar a que los implicados obtengan penas que van desde 5 hasta 15 años de comprobarse una participación directa, detallan expertos en la materia, pero estas son sanciones a las que no les temen los jefes de familia que, sin escrúpulos, “alquilan” a sus hijos para mendigar en la calle y así obtener un lucro, según la DINAF.
Delmy Moncada, psicóloga de esta institución expresa que “Hace como dos años nos dimos cuenta que un tío alquilaba a su sobrino y la mamá no sabía, lo llevaban al bulevar Juan Pablo Segundo y lo ponían a pedir dinero en los semáforos, recibiendo un estimado de 150 a 500 lempiras diarios”. Para erradicar la mendicidad de los menores en calle, la DINAF realiza operativos programados junto a la policía y de esa manera ubicar a estas familias que explotan a los más pequeños.
Formas de explotación infantil
Seguido de Francisco Morazán, los departamentos que presentaron mayor registro de denuncias sobre situaciones de violaciones a los derechos de la niñez corresponden a: El Paraíso, Choluteca y Comayagua, según la DINAF. Las formas más comunes de abusar de los menores, van desde obligarlos a pedir en los semáforos, limpiar vidrios de los automóviles, vender golosinas e incluso hacer actos de malabares. Por otra parte, se ha descubierto denuncias y se han desmantelado redes de trata de personas, pornografía infantil e incluso, en menor medida, cobro de extorsión, narcomenudeo, además de involucrarlos en sicariato o informantes de pandillas.