En la Basílica Nuestra Señora de Guadalupe se celebró la Misa de cierre de la Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe, ésta constituyó el broche de oro con el que clausuraron toda una semana llena de espiritualidad, discernimiento y nuevos retos que bajo la iluminación del Espíritu Santo se dieron entre los participantes.
Laicos, religiosas, sacerdotes y obispos a la luz de Aparecida y la iluminación del Espíritu Divino analizaron desde sus distintas realidades los retos de nuestra Iglesia.
Fueron intensas jornadas de ponencias, en donde la Pandemia no impidió que se logrará una participación plena de los asambleístas pues unos participaron de manera virtual desde sus países.
En la misa de clausura el mensaje de la homilía estuvo a cargo del Cardenal Marc Ouellet, Prefecto de la Congregación para los Obispos, él recalcó “Concluimos una hermosa etapa de nuestro peregrinar sinodal aquí en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe como signo profético de gratitud por la protección y la presencia de María Santísima durante la semana intensa de escucha fraternidad y entusiasmo por nuestra fe que acabamos de vivir”.
Asimismo, dijo: “Porque nuestra presencia aquí hoy da testimonio de que el anuncio de la virgen mestiza a San Juan Diego, sigue mas actual que nunca y produciendo, nuevos frutos de comunión, participación y misión, conforme a la naturaleza sinodal de la Iglesia,
No se podía dejar de lado el tiempo que iniciamos hoy el tiempo del Adviento. Al respecto el Cardenal Ouellet, dijo ” El mensaje de Dios hoy en este Primer Domingo de Adviento es mensaje de esperanza porque el Profeta Jeremías nos anuncia al Mesías que trae la salvación porque San Pablo explica a los Tesalonisenses y a nosotros como caminar en la luz del Señor Jesús, que nos acompaña en el camino, mientras el Evangelio nos exhorta a orar en todo tiempo, para superar el miedo difundido que aflige a todos nosotros y al mundo entero en el contexto dramático de la pandemia que no acaba”.
Por otra parte, expresó que ” En este contexto difícil nosotros estamos llamados a la gratitud sincera por los bienes del reino que nos dan paz seguridad y esperanza en medio de pruebas y dolores como al resto de hermanos y hermanas en el resto del mundo, venimos aqui como un oasis en el desierto para encontrar una mirada materna que nos tranquilice, y sobre todo entregar a la madre del cielo el sueño de una Iglesia sinodal”.
“Nuestra primera Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe es un signo profético que revela un despertar de la fe en el Espíritu Santo que enciende el amor por todo ser humano y sobre todo por los más débiles, vulnerables y marginados, un pueblo que es también familia de Dios no puede abandonar a los más pobres”, acotó.
El Cardenal Ouellet finalizó diciendo: ” Nuestros días de convivencia presencial y digital, han contribuido a fraguar aún más la unidad de de este nuestro continente Cristiano, Mariano y cada vez más sinodal, ojalá hagamos cada vez mas progresos en la vivencia del amor, de la escucha sincera de la diversidad, de la paciencia para integrar la participación de todos”.