Entre los sacramentales que la Iglesia tiene y que son promovidos por las devociones, se encuentra el que quizá es considerado como el más reconocido y del que surgieron todos los demás: el escapulario carmelita o de la Virgen del Carmen.
Esta prenda de fe está confeccionada por hilo café, dos partes en las que normalmente se coloca a la Virgen del Carmen y del otro lado, el escudo de la Orden del Carmen. Solamente se reconoce UN solo escapulario carmelita y es notorio con los detalles antes expuestos y significa consagración a la Madre del Cielo a través de un signo externo.
Quienes profesan la espiritualidad carmelita, afirman que quienes portan el sagrado escapulario, llevan en cierta forma el hábito que normalmente viste una religiosa carmelita o un fraile del carmelo descalzo. Es también signo que los laicos pueden identificar para llevar una vida religiosa incluida en el matrimonio, la soltería, los estudios y la vida diaria.
La orden carmelitana invita a imponerse el Sagrado Escapulario en la fiesta de Nuestra Señora del Carmen (16 de julio); si se realiza por primera vez, el fiel deberá acudir a un presbítero o a un religioso carmelita para que este pueda bendecir el escapulario y rezar la fórmula de imposición. Cuando ya ha sido impuesto y por motivos de pérdida o deterioro, el cristiano puede solamente adquirir uno y colocárselo sin necesidad del rito.
RITO DE IMPOSICIÓN DEL ESCAPULARIO DEL CARMEN
Si no se desarrolla en la Eucaristía:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Todos se santiguan y responden: Amén.
Luego el celebrante saluda a los presentes, diciendo: La gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, de quien, por el Hijo nacido de la Virgen, procede todo bien, estén con todos vosotros u otras palabras adecuadas, tomadas preferentemente de la Sagrada Escritura.
Todos responden: Y con tu espíritu.
EXPLICACIÓN
Dios se vale de unos signos humildes para manifestar su gran misericordia para con nosotros. También el hombre adopta estos signos tan humildes para expresar sus sentimientos de gratitud, para mostrar su voluntad de servir a Dios y su propósito de ser siempre fiel a su consagración bautismal.
Este escapulario, que es considerado como un signo de ingreso en la confraternidad con la Orden religiosa de N., aprobada por la Iglesia, expresa una voluntad definida de participar del espíritu de dicha Orden. Esto equivale a renovar el propósito bautismal de revestirnos de Cristo, con la ayuda de la Virgen María, que desea en gran manera que seamos imitadores de Cristo, para alabanza de la Santísima Trinidad, hasta que, vestidos con el traje de bodas, seamos introducidos en la patria celestial
Si se lleva a cabo el rito dentro de la celebración eucarística, el rito normalmente se realiza al final, su bendición e imposición por lo que se omite la proclamación de la Palabra de Dios que propone el directorio carmelita.
ORACIÓN
Oh, Dios, inicio y complemento de nuestra santidad, que llamas a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad a los que han renacido del agua y del Espíritu Santo, mira con bondad a estos servidores tuyos, que reciben con devoción este escapulario para alabanza de la Santísima Trinidad (en honor de la Pasión de Cristo/en honor de Santa María Virgen), y haz que sean imagen de Cristo, tu Hijo, y así, terminado felizmente su paso por esta vida, con la ayuda de la Virgen Madre de Dios, sean admitidos al gozo de tu mansión. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
IMPOSICIÓN
Por la bendición e imposición de este Escapulario habéis sido admitidos en la familia del Carmelo, dedicada a la imitación y al servicio de la Virgen, Madre de Dios, para que podáis servir con mayor dedicación a Cristo y a su Iglesia, con el mismo espíritu contemplativo y apostólico de la Orden del Carmen. Para que lo consigáis con más perfección, yo, con la potestad que se me ha concedido, os admito a participar de todos los bienes espirituales de la misma Orden
Una vez impuesto, un abrazo de paz le prosigue.