Estas son las primeras palabras que Jesús dirige a las gentes en el Evangelio de San Marcos y que quisiéramos recibir con un corazón muy abierto.”Se ha cumplido el plazo“. Esta expresión índica que se acerca un tiempo nuevo. Este tiempo nuevo ha llegado con la aparición de Jesús en esta tierra. Esto ha determinado el cambio de época que hace posible el Reino de Dios. Nuestras aspiraciones más profundas pueden realizarse. Es preciso saber apreciar el tiempo que Dios nos da, como tiempo oportuno que se ofrece a nuestro presente. Es el tiempo como oportunidad de llegar a vivir como hijos de Dios, en la confianza y en el abandono a Él.
“Está cerca el Reino de Dios…” Dios está cerca, ya está aquí Dios, con su fuerza creadora de justicia, tratando de reinar entre nosotros. Hay una alternativa al sistema injusto. Es posible cambiar la dirección de los caminos de injusticia que le trazan los poderosos de la tierra. Es posible un mundo más justo y fraterno. En Jesús, en el Hombre de Nazaret, en sus palabras, en sus gestos, en su bondad, en su compasión, en su rostro de amor y de ternura, ya está presente el Reino de Dios. Jesús es ya el Reino de Dios, que está cerca de nosotros.
“Conviértanse y crean en el Evangelio: “Conviértanse”, el término griego (metanoia) significa “Cambiar de forma de pensar”, mirar las cosas de otra manera, lograr una visión nueva y su equivalente en hebreo significa “Cambiar de dirección”. Necesitamos enderezar la dirección de nuestra vida. “Convertirse” es dejarnos transformar en profundidad y supone ir “contracorriente”, donde la “corriente” es un estilo de vida superficial, incoherente e ilusorio, que a menudo nos arrastra, nos domina y nos hace prisioneros de la mediocridad. Todos necesitamos de una verdadera conversión, así podremos poner los pilares de una sociedad nueva. Esa es la verdadera regeneración de que tanto se habla hoy. Pero para convertirnos necesitamos preguntarnos: ¿Qué estoy haciendo con mi vida? Es fácil que experimentemos que, a veces, vivimos en el vacío y la mediocridad. Necesitamos abrir las puertas de nuestro corazón a Cristo que conoce lo que llevamos dentro. Hoy el ser humano no sabe qué lleva dentro de sí mismo, en lo profundo de sí mismo… Se ignora a sí mismo. Con frecuencia se siente inseguro sobre el sentido de su vida y está desorientado. Necesitamos recibir a Cristo en nuestro corazón. Solo Él tiene palabras que nos hacen vivir y dan un sentido pleno a nuestra vida.
“Crean en el Evangelio”… Es una invitación a poner nuestra confianza en Jesús, que es la Buena Noticia, Jesús es el verdadero Evangelio de Dios para el mundo. Es una Buena Noticia que nos habla de la liberación de nuestras propias cadenas, de la curación de nuestras heridas que nos impiden ver el mundo y a la gente en toda su belleza y salir de nuestras prisiones interiores que nos esclavizan.
Después de este primer anuncio, Jesús comienza a llamar a sus primeros seguidores y dice el texto que “Vio a Simón y a su hermano Andrés y les dijo: Vengan conmigo“. Se trata de una mirada que llega al corazón. La mirada se convierte en propuesta de relación, una mirada llena de amor y de ternura… es una mirada que inflama a la persona y la elige. Es la mirada que no llama a seguirle.
Sí, la visión de estos dos hombres desconocidos, los primeros con quienes se encuentra Jesús, da pie a la invitación: “Vengan conmigo“. Jesús ha visto su corazón y les ha dicho: “Vengan conmigo”. Tengo confianza en Ustedes. Jesús confía en ellos… El tiene confianza en cada uno de nosotros y en todo ser humano… En realidad, esta invitación a seguirle es para todos nosotros: “Vengan conmigo” ¿Qué quieren decir estas palabras? Jesús invita no a ser fiel a un código moral o a una doctrina sino a establecer una relación con Él y poner toda nuestra confianza en Él, en su persona. Esta es una invitación también para nosotros hoy, en este domingo.
Jesús les dice: “Les haré pescadores de hombres”, es decir, les encomienda una misión ¿Qué quiere decir ser pescadores de hombres? Quiere decir ser cuidadores de la vida de los otros, despertadores de vida y de esperanza para nuestro mundo.
“Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron“. Esta fue la respuesta: Simón y Andrés responden inmediatamente a la llamada. Abandonan su modo de vida para dedicarse a la actividad que Jesús les propone. La inmediatez en el seguimiento y la decisión de abandonar las redes muestran el extraordinario atractivo que Jesús ejerce sobre ellos. Se sienten fascinados por Jesús y comienzan la aventura del seguimiento.
Tal vez podríamos preguntarnos: ¿Estamos dispuestos a abandonarlo todo, es decir a dejar nuestras redes y seguirle a Él? ¿Cuáles son mis “redes” en las que estoy entretenido y que no me permiten ir a lo esencial? En seguirle a Él, a Cristo, está todo el sentido de nuestra vida y la esperanza que necesitamos. Sí, pero lo importante no es haber dejado algo sino haberse encontrado con alguien y entonces todo cambia y se abre para nosotros un horizonte de vida, de esperanza y de verdadera alegría.
En este día podemos volvernos a Jesús para decirle: Que podamos responder con prontitud a tu llamada, como tus primeros discípulos, Tú, que eres la fuente de toda bondad, de toda belleza y de toda verdadera alegría.