En la oración mariana del Regina Coeli, el Papa Francisco recordó la misión encomendada a los Apóstoles, “Anunciar, bautizar, enseñar y caminar por el camino trazado por el Maestro, es decir, el Evangelio viviente. Este mensaje de salvación implica ante todo el deber de testificar, sin testimonio no puede ser anunciado, a lo que nosotros, los discípulos de hoy, también estamos llamados a dar cuenta de nuestra fe. Enfrentados a una tarea tan exigente, y pensando en nuestras debilidades, nos sentimos inadecuados, como sin duda los mismos Apóstoles”.
El Pontífice al hablar de la Ascensión del Señor, recordó que “Jesús está presente en el mundo pero con otro estilo, el estilo del Resucitado, es decir, una presencia que se revela en la Palabra, en los Sacramentos, en la acción constante e interior del Espíritu Santo. La fiesta de la Ascensión nos dice que Jesús, aunque ascendió al Cielo para morar gloriosamente a la diestra del Padre, está quieto y siempre entre nosotros”
Aunque la meditación del Regina Coeli fue en la Biblioteca del Palacio Apostólico, al finalizar, el Papa salió al balcón para saludar a los fieles que estaban allí presentes, un hecho de relevancia, ya que desde el inicio de la pandemia, se había omitido este tradicional saludo.