Una espiritualidad que se queda en la superficie: el riesgo de la apariencia en la vida de fe
En un mundo hiperconectado, es fácil ver cómo la espiritualidad y la vida cristiana se transforman en ocasiones en una “marca” o estética en redes sociales como Instagram o TikTok. Muchos perfiles y publicaciones promueven una “espiritualidad” enfocada en frases inspiracionales o en mostrar una vida “perfecta” que parece siempre en paz y armonía. Si bien este tipo de contenido puede atraer a otros a la fe, también corre el riesgo de crear una imagen falsa de lo que realmente significa vivir en Cristo.
El Papa Francisco, en su exhortación Evangelii Gaudium, alerta sobre el peligro de reducir la fe a “una moralidad sin alma y sin Dios” (EG, 37). Es decir, cuando nuestra vida espiritual se centra solo en lo externo, dejamos de profundizar en nuestra relación con Dios y nos quedamos en una práctica superficial. Esta tendencia de mostrar una “espiritualidad de apariencia” puede hacer que la vida cristiana parezca algo fácil y sin esfuerzo, cuando en realidad seguir a Jesús implica un compromiso constante, sacrificio y caridad en el día a día.
El Concilio Vaticano II, en Lumen Gentium, recuerda que la santidad a la que estamos llamados es un camino auténtico, una transformación del corazón (LG, 40). La verdadera espiritualidad va más allá de las palabras bonitas o de las imágenes inspiracionales: es un encuentro diario y profundo con Cristo que transforma nuestra vida y nos impulsa a amar a los demás.
Una invitación a vivir la autenticidad en la fe La espiritualidad cristiana auténtica no busca agradar a los demás ni se define por una “marca personal”. San Pablo nos advierte: “No nos engañemos; Dios no puede ser burlado” (Gálatas 6, 7). Dios conoce el corazón de cada uno y busca una relación sincera con nosotros. En lugar de quedarnos en la superficie, estamos llamados a cultivar una vida interior rica, que se construye a través de la oración, los sacramentos y el servicio desinteresado hacia los demás.
Las redes sociales pueden ser una gran herramienta para evangelizar y compartir nuestra fe, pero es importante recordar que la espiritualidad no es solo algo que se muestra, sino algo que se vive. Que nuestro testimonio en redes refleje siempre una vida de amor y compromiso con Cristo, y no solo una imagen idealizada de la fe.