La Biblia y la Tradición son elementos inseparables que juntos transmiten la Palabra de Dios. Mientras que la Sagrada Escritura recoge la revelación escrita, la Tradición la complementa al transmitir fielmente las enseñanzas de Cristo a través de los siglos. Como afirma el documento del Concilio Vaticano II, Dei Verbum: “La Tradición y la Escritura forman un único depósito de la Palabra de Dios”.
Para garantizar una interpretación auténtica de la Palabra de Dios, el Magisterio de la Iglesia —compuesto por el Papa y los obispos— desempeña un papel esencial. Según Dei Verbum, “El Magisterio tiene la misión de interpretar auténticamente la Palabra de Dios”. De este modo, la guía del Magisterio asegura que la comprensión de las Escrituras se mantenga en línea con la verdad revelada por Dios.
La lectura de la Biblia también se recomienda realizarla en oración y dentro del contexto de la liturgia, donde la Palabra cobra vida de manera especial en la comunidad de fe. La Iglesia anima a todos los fieles a una lectura frecuente y reflexiva de la Sagrada Escritura, como se señala en Dei Verbum: “La Iglesia exhorta a todos los fieles a la frecuente lectura de la Escritura”.
En conclusión, la Biblia, la Tradición y el Magisterio colaboran conjuntamente para asegurar una interpretación fiel y vivificante de la Palabra de Dios, fomentando un encuentro personal y comunitario con el mensaje divino.
