En la Audiencia General de hoy, el Papa Francisco continuó su serie de catequesis sobre vicios y virtudes, centrándose en las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. Estas virtudes, según el Pontífice, son esenciales para la vida de los cristianos y constituyen “una asistencia especial del Espíritu de Jesucristo”.
El Papa explicó que estas virtudes teologales son recibidas y vividas en relación con Dios, infundidas por Él en el alma de los fieles para capacitarlos para obrar como hijos suyos y merecer la vida eterna. Francisco destacó que estas virtudes fundan, animan y caracterizan el obrar moral del cristiano, garantizando la presencia y acción del Espíritu Santo en las facultades humanas.
En contraste con las virtudes cardinales, que podrían generar personas heroicas en su búsqueda del bien, el Papa enfatizó que el cristiano nunca está solo en su camino hacia la virtud. Más bien, las virtudes teologales actúan como un antídoto contra la autosuficiencia, recordando a los fieles que su fuerza proviene de su relación con Dios.
Francisco advirtió sobre el peligro de la soberbia, señalando que incluso aquellos moralmente irreprochables pueden volverse engreídos y arrogantes. En momentos de dificultad, las virtudes teologales ofrecen consuelo y orientación: la fe renueva la confianza, la esperanza despierta el ánimo y la caridad suaviza los corazones endurecidos.
El Papa concluyó instando a todos a despojarse del egoísmo y a confiar en las virtudes teologales como guía en la vida cristiana. En un mundo marcado por la autosuficiencia y la arrogancia, estas virtudes ofrecen un camino de humildad y amor, guiando a los fieles hacia una vida plena en comunión con Dios y con los demás.