Tras una Semana Santa llena de reflexión, penitencia y celebración, nos encontramos ahora ante los auspiciosos 50 días de la Pascua de Resurrección, un tiempo de renovación y esperanza para todos los fieles. ¿Cuál debe ser nuestra actitud en este período tan significativo? Conversamos con diversos miembros de nuestra comunidad católica para abordar esta cuestión crucial. “Después de vivir la intensidad de la Semana Santa, es esencial mantenernos conectados con el mensaje de la resurrección de Cristo”, comparte Janeth Santos, una devota feligrés de la Parroquia Inmaculada Concepción de Juticalpa, quien también agrega que “la Pascua nos invita a renovar nuestra fe y a vivir en la esperanza de la vida eterna que Cristo nos ofrece”.
Realidades
Para el sociólogo Pablo Carías, la Pascua es un tiempo propicio para reflexionar sobre el significado más profundo de la batalla en la que Cristo venció a la muerte. “La Resurrección nos muestra que la vida triunfa sobre todo mal, y que el amor de Dios es más poderoso que cualquier adversidad”, afirma Carías y al mismo tiempo expone que “es un momento para reafirmar nuestra fe en Dios y en su promesa de salvación”.
La psicóloga Daniela Meléndez, nos recuerda la importancia de la esperanza en tiempos de dificultad. “La Pascua nos enseña que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay luz al final del camino”, explica. “Es un período para cultivar la esperanza en nuestros corazones y para confiar en que Dios siempre está con nosotros, guiándonos y fortaleciéndonos”, concluye. Por su parte, Claudia Fernández, feligrés de la Parroquia El Salvador del Mundo, destaca la importancia de llevar la luz de la Resurrección a los demás. “Como cristianos, tenemos la responsabilidad de ser portadores de la esperanza y la alegría que nos trae la Pascua”, señala y afirma que “este es un tiempo para compartir el mensaje de que Cristo ha vencido a la muerte con los demás, para ser testigos vivos del amor y la misericordia de Dios”.
Esperanzador
Monseñor José Vicente Nácher, Arzobispo de Tegucigalpa, en su mensaje para esta Pascual 2024 nos regala una palabra esperanzadora para no dejarnos vencer por la pereza, el cansancio o la desesperanza al decir que “La Pascua de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo es la victoria definitiva de la Vida divina respecto a la muerte humana. Con lo cual la vida humana es elevada a una dimensión eterna. Porque si la fuerza de la muerte era el pecado la fuerza de la Pascua es el amor pleno del Hijo”.
De igual forma nos recuerda que “la Pascua de este mundo al cielo puede darse cuando cerramos los ojos a esta vida y también cuando aún en este mundo abrimos los ojos de la fe y contemplamos a Jesucristo en los Sacramentos y en los que sufren. De esa manera su vida eterna y resplandeciente asume nuestra vida humana y frágil, y sin sacarnos de este mundo nos guarda del mal”. En conclusión, la Pascua de Resurrección nos invita a re- novar nuestra fe, a vivir en la esperanza y a compartir el mensaje con los demás.
1 Oración
Durante estos 50 días, dedicar tiempo a la oración y a la reflexión sobre el significado de la Resurrección de Cristo en nuestras vidas nos ayuda a fortalecer nuestra fe y a renovar nuestro compromiso con el Evangelio, sobre todo, porque debemos de mantenernos unidos a Él.
2 Caridad
La Pascua nos llama a vivir el amor al prójimo de manera concreta, buscando siempre servir a los más necesitados y construir un mundo más justo y fraterno. Las obras de misericordia deben de realizarse con más ímpetu para que, como dice el Papa Francisco, siempre tengamos esa “cara de Pascua”, es decir, de alegría.
3 Celebración
A pesar de los desafíos y dificultades que podamos enfrentar, la Pascua es un tiempo para celebrar la victoria de Cristo sobre la muerte con alegría y gratitud en nuestros corazones. Este tiempo es cuando más debemos de estar atentos a los que están con nosotros, para que ellos sean parte de esta misma felicidad.
Debemos ser portadores de paz durante la Pascua
“Felices los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hi- jos de Dios” reza una de las bienaventuranzas en el Evangelio y que, con la Resurrección del Señor, se planifica esa felicidad otorgada por Dios. Es importante recordar que la paz no es simplemente ausencia de guerra, ni si- quiera un equilibrio estable entre fuerzas adversarias, señala el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia y en el numeral 494 expone que “Se funda sobre una correcta concepción de la persona humana y requiere la edificación de un orden según la justicia y la caridad”. El padre Ovidio Rodríguez, párroco de la comunidad Divino Niño, nos recuerda las palabras de Jesús resucitado al decir que “La paz sea con ustedes, Él lo había dicho antes, la paz les dejo, mi paz les doy, no como la que da el mundo sino como la doy yo”.