Por su definición, la palabra austeridad encaja muy bien en el espíritu cuaresmal, la moderación de algunas prácticas, denotan que hay un cambio y con ello, también motivan a una introspección personal basada en ser más sencillos y humildes, a ejemplo de Jesús.
Sentido
La Cuaresma es quizá el tiempo litúrgico en la Iglesia, con mayor riqueza en signos y prácticas devocionales, lo que aporta para que el católico dé espacio a vivirla con un corazón más abierto. El padre Mario Luque de la parroquia San José de Cedros, Francisco Morazán, opina que “Este tiempo otorga una riqueza penitencial que se denota desde la austeridad en las decoraciones, hasta en no cantar el Aleluya o el Gloria, con esto la Iglesia nos da las pautas de cómo asumir el periodo cuaresmal”. Para el presbítero, es prioritario que se dé paso a ser austeros en este tiempo en particular, porque de esto depende los frutos que se puedan dar, además expone que “con limitar algunos detalles que normalmente se realizan en todo el año, ya sea en la Misa o en la vida diaria, abrimos las puertas para que la humildad del Señor Jesús se impregne en todos nosotros”.
Recomendaciones
Mucho se puede hacer para lograr esa simplicidad que requiere la Cuaresma, por lo que para el padre Luis Ángel Gómez, sacerdote salesiano de la parroquia María Auxiliadora de Comayagüela, es imprescindible que asumamos una actitud sencilla y humilde como la de Jesús, además dice que “Se tiene que procurar practicar la austeridad tanto en la vida pastoral como en nuestros hogares. Para los coros, reduciendo el número de instrumentos en las celebraciones, para quienes decoran, que los altares contengan pocos signos y para cada uno, que nos propongamos reducir los lujos o derroche sin sentido”. El presbítero, invita a hacer propósitos concretos que motiven a ser austeros y así, no depender de algunas cosas que nos limiten la espiritualidad.
