Descubrir el rostro sufriente de Jesús en los enfermos, en su misión

La religiosa Cruz Idalia Pérez es una de las galardonadas con la Orden San Miguel Arcángel

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Una hija espiritual de Monseñor Romero, que vive la misericordia del Señor con un corazón carmelita y que, en los enfermos, se ha convertido en la caricia de Dios, hablamos de la madre Cruz Idalia Pérez, que, en la sexta entrega del galardón San Miguel Arcángel, será una de las homenajeadas por la Arquidiócesis de Tegucigalpa.

Servicio

Originaria de El Salvador, pertenece a las Carmelitas Misioneras de Santa Teresa y desde 1993, sirve en nuestro país, con algunos episodios cortos en otra misión específica. Desde muy joven, encontró su vocación y descubrió en las misioneras carmelitas, el sitio en donde Dios quería que le sirviera. Si no hubiese sido religiosa, le hubiese gustado ser médico misionero. “Desde muy chica me gustó mucho el conocer no solo la idea de visitar muchos países, sino también de ayudar, sobre todo, me encantaba la idea de poder ir a África a ayudar medicamente” dijo. Actualmente es la directora del Hospital El Carmen y superiora de su comunidad en Honduras. Se especializó en la atención de pacientes, en donde siempre encuentra a Cristo sufriente y mediante su vocación busca brindar consuelo y sanidad en sus hermanos.

“Estos años han sido un regalo de Dios, los he vivido a plenitud, me he sentido muy acogida por mi comunidad religiosa, por el personal que labora en el hospital y de la Iglesia, que me da cariño, respeto y que experimento que soy parte de ella” expresó. El momento más difícil que le ha tocado vivir, ha sido el paso del Huracán Mitch. “Teníamos pacientes hospitalizados, en cuidados intensivos y solo confiábamos en Dios que, en este lugar no iba a pasar nada”, explicó.

Encuentro

Madre Cruz, como muchos la llaman, indica que, lo que ha marcado su vida en el servicio sanitario, ha sido la atención, el cuidado que ha tenido con muchos sacerdotes, religiosos, seminaristas. “Dios me ha dado la oportunidad de atenderles personalmente”, acotó. Tiene 37 años de consagración y está agradecida con Dios y con la arquidiócesis por este reconocimiento. “Esto viene de parte de Dios, que ve con ojos de misericordia el trabajo que durante 73 años se realiza en el hospital” ha confesado. Ella confiesa ser una gran devota del patrón de Tegucigalpa, “San Miguel Arcángel es la protección de Dios, saber que es el custodio de la ciudad, me ha permitido tomarle mucho cariño y devoción. San Miguel está conmigo en esta misión” añadió.

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