Tegucigalpa, la capital hondureña, se convirtió en el escenario de un nuevo homicidio múltiple, siendo pocos segundos lo que duro el atentado en donde pierden la vida cuatro jóvenes, entre ellos uno de los hijos del exmandatario hondureño, Porfirio Lobo Sosa, el sobrino de un congresista y otro era familiar del exgeneral de las Fuerzas Armadas, Romeo Vásquez.
Todo ocurrió la madrugada de este día, cuando los jóvenes salían de un centro comercial de la capital, mientras cinco sujetos armados y con indumentaria de la Fuerza Nacional Antimaras y Pandillas, simulando un operativo, realizaron el hecho criminal. Escenario que ha dejado dolor y luto en familias poderosas del ámbito político, quienes afirman no tener señales de amenazas y a su vez solo piden justicia por el crimen.
Luego de ver y analizar los videos que han circulado en redes sociales y medios de comunicación de como ocurrió la muerte múltiple, analistas consideran que todo fue bajo un plan criminal, logrando su objetivo y violentar la vida de estos hondureños.
El lamentable hecho, engrosa las líneas de investigación que están en ejecución por parte del Ministerio Público, proceso que ha comenzado según lo estimado por parte de la portavoz Lorena Cálix.
La postura de la cúpula de la Policía Nacional y autoridades de la Secretaría de Seguridad, mediante conferencia de prensa, reaccionaron ante el caso, afirmando que existen estructuras criminales que buscan generar caos y desacreditar a la actual administración.
Wilmer Vásquez, como director Ejecutivo de la Red COIPRODEN, reacciona sobre la situación de violencia que se vive en Honduras y últimos acontecimientos que afectan directamente a la niñez, adolescencia y juventud, ya que en el país alrededor de 290 jóvenes han perdido la vida de forma violenta.
La postura de la Iglesia Católica, ha sido defender la vida y respetar el quinto mandamiento, No mataras, en medio de un Estado secuestrado por el crimen organizado, el narcotráfico, siendo la violencia el manifestante que la dignidad de los ciudadanos está en peligro, así lo reflexionado por el Padre Juan Antonio Hernández, quien es formador del Seminario Mayor Nuestra Señora de Suyapa.