¡Silencio! No hables en la Eucaristía que me distraes

Por Karen Kurwahn

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Una de las situaciones más incómodas que se experimenta en la Eucaristía es escuchar ruidos y sonidos ajenos a la Liturgia o cuando se llega al templo antes de comenzar la misa y personas al frente o al lado están hablando fuerte, usando el celular o inclusive riéndose con alguien más. ¿qué hacer? ¿cómo poder estar todos en silencio en el templo? y más importante ¿para qué queremos estar en silencio?

1. La ignorancia puede robarnos lo sagrado

Aunque nuestra casa de oración, está abierta para todos, no todos los que van a una Misa, van siempre a Misa o sabe a qué van, por lo que muchas veces se cometen imprudencias litúrgicas.

Aunque nuestra casa de oración, está abierta a todos, no podemos dejar que se falte el respeto a nada ni nadie, es importante tener esto en cuenta al momento de querer mantener el silencio. Debemos de actuar con caridad y solicitando la ayuda de las personas encargadas (coordinadores de los grupos, ministros extraordinarios de la comunión, monitores de la Misa, coro e inclusive al sacerdote).

Asistir a la Eucaristía es tener un encuentro íntimo con Dios, desde recibirle, pedir perdón por nuestras faltas, escuchar y acoger Su Palabra, entregar nuestras peticiones y recibirle sacramental y espiritualmente.

Ir a Misa es ir a esa cita única y especial con Dios, donde Cielo y Tierra se unen para ponernos en presencia del sacrificio en la Cruz y de la inmensa alegría de Su Resurrección, por lo que nuestra actitud ante un encuentro con Dios debe ser como familia en la fe: “Reunidos como un solo cuerpo en el templo, en esa casa de oración” (Marcos 11,17). Ese encuentro adorador con Dios se traduce en una “sobria exaltación del Espíritu”

2. ¿Para qué sirve el silencio en la Misa?

En su carta apostólica Sacrosanctum Concilium, San Juan Pablo II nos dice que el silencio es “necesario para lograr la plena resonancia de la voz del Espíritu Santo en los corazones y para unir más estrechamente la oración personal con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.

En una sociedad que vive de manera cada vez más frenética, a menudo aturdida por ruidos y dispersa en lo efímero, es vital redescubrir el valor del silencio.”

3. ¿Cómo ayudar a que otros estén en sintonía?

Al ingresar al templo se debe guardar silencio. Si se tiene que hablar, debe hacerse de forma silenciosa y breve. Hay que recordar que mantener una conversación puede molestar a alguien que está orando.

Si se lleva un niño o un bebé, lo recomendable es sentarse cerca de alguna salida ante cualquier contratiempo, no hay razón para sentir vergüenza por tener que calmar o controlar a un niño, dentro o fuera de la iglesia. A ellos se les enseña a comportarse con el propio ejemplo.

Se puede ir a visitar al Santísimo a orar tranquilamente y esperar a que comience la Santa Misa. A veces es difícil orar en un templo con gente llegando.

Si eres miembro de algún equipo de servicio en tu comunidad, motiva a una catequesis sobre el silencio en Misa. Pueden realizarse formas creativas, no con el fin de que “se callen” si no para que se ayude con un esfuerzo extra de la comunidad, a preparar a las personas para la Santa Misa. 

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