Reflexión | Una vez al año

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Columnista Semanario Fides, Portavoz C.E.H y arquidiócesis de Tegucigalpa

No cabe la menor duda que el día del año litúrgico que atrae más gente a los templos es el Miércoles de Ceniza. He estado bromeando mucho con la gente, respecto a las razones que los mueven a acercarse a las santas misas un día como este cuando aparentemente, incluso sentimentalistamente, el día que más gente debería haber en los templos sería la Navidad. De verdad, quisiera tener la oportunidad de sentarme un momentito a escuchar a estas personas que se acercan únicamente este día del año para saber ¿Qué es lo que exactamente cruza por su mente, por su corazón?

No pretendo juzgarles, no es mi intención en lo más mínimo. Pero sí llama poderosamente la atención que aunque le justifiquemos como un tema de orden cultural, la respuesta no es a mi parecer, tan simple. Hay algo en el sustrato del corazón de los hondureños que les mueve a acudir a los templos para recibir las cenizas sobre sus frentes, sobre sus cabezas. Ven en ello, algo importante, algo trascendental. ¡Hay una necesidad de Dios en el corazón de todos los que este miércoles recién pasado abarrotaron los templos!

Escuchando a mis hermanos sacerdotes, llegábamos al punto de bromear, si no había desaparecido nuestra huella digital de nuestro dedo pulgar, después de haber signado con la Cruz a tantísimos hermanos. Lo doloroso detrás de todo esto, es que esa necesidad de Dios que efectivamente existe en el corazón de todos aquellos que han podido acercarse este miércoles e incluso de los que han seguido las transmisiones de manera digital, no se esté traduciendo en actitudes netamente cristianas. No significa que los que sí acudimos a los templos cada domingo, o cada día, es que si lo tengamos.

La nuestra, no es propiamente una nación cristiana, no está evangelizada y aunque existan estos signos, estos gestos, sin duda que no es para nada suficiente. Incluso llegué a decirle a la gente en alguna de las santas misas que me correspondió presidir: qué bueno que están aquí para el Miércoles de Ceniza pero que, si solo acuden una vez al año, era como si dijesen que fueron una vez a la escuela y con eso ya se pueden graduar. La necesidad de Dios, que es realmente un imperativo de todos los pueblos, de cada persona, se hace mucho más evidente en situaciones como las que se están viviendo en Ucrania, por ejemplo. Ucrania es uno de los países más religiosos de Europa, y sin duda es el más religioso de las antiguas repúblicas que formaron la Unión Soviética. Siempre estorbará un vecino religioso a aquel que ha pretendido utilizar y manipular la religión para su propio provecho. Aclaro, no me refiero únicamente al presidente Vladimir Putin. Al finalizar la tarea del miércoles pasado, me quedé un rato pensando: ¡Cuán diferente sería nuestra Honduras si todos los que vinieron a misa, viniesen cada domingo a escuchar como a meditar la Palabra de Dios y cada domingo volviesen a sus casas, para ponerlo en práctica!

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