Una verdadera conversión favorece para escuchar el llamado de Dios

El ejemplo de María Magdalena y muchos santos, demuestran que al encontrar a Dios se tiene todo y no hace falta nada

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 “Me has seducido, Señor y me dejé seducir por ti. Me tomaste a la fuerza y saliste ganando”. Está cita del libro de Jeremías es inspiración para aquel canto que menciona que es “Imposible conocerte y no amarte, amarte y no seguirte”… ambas expresiones reflejan que una conversión es semillero de muchas vocaciones”.

Transformación

Las Sagradas Escrituras presentan muchos ejemplos de cómo la conversión lleva a aquellas personas a dejarlo todo y seguir al Señor. Están los discípulos, San Pablo y de manera especial Santa María Magdalena. Ella vivió esta experiencia y es modelo para muchas personas en la actualidad. Es por ello, que el Padre Alex Ayala, considera que “La conversión es un camino de transformación por el encuentro personal con Jesucristo en el que se recibe la Gracia y por consiguiente se establece una relación personal con el Señor y ahí es cuando Él nos asocia a su misión evangelizadora y nos invita a servir a su pueblo desde las diversas vocaciones”.

Vivencias

Merlín Rosales, coordinadora arquidiocesana del Movimiento Juan XXIII afirma que “A través de la conversión muchos hemos encontrado la vocación, algunos al sacerdocio, otros al matrimonio, a la vida religiosa, a la misión, ya que al conocer a Dios comenzamos un proceso de vida que implica un cambio radical en nuestras vidas”. Por su parte, el misionero y Presbítero Juan Ramón Moncada, considera que todos somos llamados por Dios y nuestra respuesta depende mucho de cómo asumimos, del contacto directo que tengamos con Dios. Es decir, “Si hay una persona que experimenta una conversión profunda e íntima, es que está más atenta a la voz de Dios y la vocación a la cual ha sido llamada, puede estar más clara”.

22 de julio es fiesta litúrgica de Santa María Magdalena

María Magdalena es definida en el nuevo prefacio de la Misa como “Apóstol de los Apóstoles”. Fue ella la primera en anunciar la Resurrección de Cristo, la primera que vio el rostro del Resucitado entre los muertos, la primera a quien Jesús llama por su nombre. Ella, mujer de la que un día, salieron siete demonios y en su lugar entró el cielo.

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