En medio de las festividades, luces y comercios que anuncian la temporada navideña, el Adviento, se hace presente para recordarnos no perder de vista lo esencial: el nacimiento del salvador, por lo que estamos llamados a preparar el corazón para recibirle. El padre Jony Murillo, párroco de la comunidad San José de la Montaña de la Arquidiócesis de Tegucigalpa, reitera que vivir el adviento con intensidad es de hecho una obligación de todo cristiano, porque es un tiempo litúrgico rico en signos, símbolos y profundidad espiritual que pretende iluminar el estado de nuestros corazones.
Preparación
Este es un período de solo cuatro semanas en el calendario litúrgico que pretende disponernos en medio de un mundo acelerado y consumista. Frente a la presión de sumergirnos directamente en la celebración de la Navidad, el Adviento actúa como un recordatorio para apartarnos de las influencias y apreciar el verdadero significado del nacimiento del Señor. Este tiempo de preparación busca orientarnos hacia el regalo más significativo: la presencia divina entre nosotros. Al abrazar estas cuatro semanas, nos preparamos para una llegada del Señor más auténtica y significativa, alejándonos de la temporalidad efímera de lo material y valorando el regalo eterno del cual somos merecedores.
Profundidad
El evangelista San Mateo, en el capítulo 21, manifiesta que su casa será una casa de oración y templo del Espíritu Santo y no una morada de ladrones; es una petición que nos hace el Señor manifestando que desea que tengamos en nuestras vidas un lugar especial para él y de paso, nos invita a profundizar en que muchas veces, seguramente, hemos dado posada a otros dioses falsos como el dinero, poder, comodidad, bienes, placeres etcétera y hacernos conscientes que todo esto, pisotea nuestra dignidad como personas porque no valoramos que somos hijos de un Dios que es único y Salvador de la humanidad.
Invitación
Cabe destacar que el Adviento no sólo es un conteo regresivo hacia la Navidad, sino también una oportunidad para reflexionar sobre nuestras vidas, renovar nuestra relación con Dios y purificar nuestra alma. Al sumergirnos en la introspección, damos espacio a la presencia del Salvador en nuestras vidas. Este tiempo debe hacernos vivir en la luz de la esperanza que brilla, incluso en los momentos más oscuros y que, al atravesar con intensidad este tiempo, cultivamos una perspectiva positiva y recordamos que la verdadera luz está por llegar. Vivirlo con intensidad implica una preparación activa del corazón y esto, nos lleva a despojarnos de las distracciones cotidianas, practicar la paciencia y la gratitud y abrir nuestros corazones a la presencia del Señor; además, el Adviento nos invita a compartir este tiempo con nuestros seres queridos y la comunidad a través de la oración, la solidaridad y la participación en actividades significativas, donde fortalecemos los lazos familiares y comunitarios, construyendo un ambiente propicio para recibir juntos al Salvador y hacerlo el centro de todo lo que vivimos.
Recomendaciones
Las tradiciones de este tiempo son una alternativa que puede ayudarnos a vivir con mayor intensidad el Adviento tales como: el armar la corona y el encendido de las velas, los calendarios con retos diarios, las lecturas de cada día y, más cerca del día de la Navidad, están las posadas que se disfrutan en comunidad. Todas estas tradiciones nos ayudan a interiorizar la historia del nacimiento de Jesús y a comprender desde lo esencial, el lugar que debe tener en nuestras vidas. El Adviento es ese momento en el año donde tengo la oportunidad de acomodar, limpiar, ordenar, purificar mi alma para la llegada del invitado más importante de todos, el Niño Dios que viene a llenarnos de amor y de alegría.
1 Reflexión
Durante el Adviento estamos llamados a vivir en modo reflexión, porque durante este tiempo, debemos mirar hacia adentro, evaluando nuestras vidas a la luz de la fe y la esperanza, centrándonos por completo en el nacimiento de Jesús.
2 Profundización
La profundización en el Adviento implica ir más allá y sumergirse en la riqueza espiritual de la temporada. Esto incluye una mayor comprensión de las lecturas consideradas para todos los días de este tiempo, así como la conexión emocional y espiritual con la historia del nacimiento de Jesús.
3 Preparación
La preparación en el Adviento va más allá de los aspectos prácticos de la temporada. No se trata solo de decorar y planificar celebraciones, sino de preparar el corazón y el alma para recibir a Jesús de una manera significativa.
Importante celebración
La tradición de celebrar el Adviento con una duración de cuatro semanas, como lo conocemos actualmente, se consolidó en la Iglesia occidental en el siglo VI. El Papa Gregorio Magno (590-604) es a menudo asociado con la estandarización de las cuatro semanas de Adviento.