“Hay que vencer el mal a fuerza de bien” aconseja San Pablo en sus cartas, un llamado tan actual que, en este momento crucial de la historia, en donde, pareciese que, el odio, el resentimiento, la poca empatía y la falta de tolerancia es el diario vivir, al menos así se observa plasmado en las redes sociales, las nuevas ventanas de la globalidad.
Actitudes
El padre Glenis Mejía, párroco de la Catedral de San Pedro Sula, afirma que, como cristianos, tenemos que aportar la diferencia en la sociedad. “Si yo digo que soy cristiano, tengo que transmitir el amor, la comprensión, la capacidad de perdonar, la capacidad de dar misericordia, de ser compasivo con el hermano”, dijo. El presbítero considera que, ante aquellas personas que se alteran con facilidad, el diálogo debe ser nuestra carta de presentación. “Si nos irritamos por esta situación, perdemos la paz y le damos gusto al maligno, por el contrario, se tiene que notar, que somos personas amantes de la paz, con la capacidad de tener respeto por el hermano, tenemos que marcar la pauta, para transformar esta sociedad”, afirmó.
Nosotros que recibimos la paz de aquel que es príncipe de la paz, tenemos que aprender a transmitir el amor para que nuestro testimonio eduque a la población y la lleve a conocer el Reino de Dios”.
Fuerza
El Papa Francisco es claro al hablar de este tema, el menciona que, “La verdadera fuerza del cristiano es la fuerza de la verdad y del amor, que conlleva renunciar a toda violencia, fe y violencia son incompatibles, en cambio, fe y fortaleza van juntas. El cristiano no es violento, pero es fuerte, ¿Con qué fortaleza? Con la mansedumbre, la fuerza del amor”.
Yasmin Navarrete, feligrés de San Pedro Sula, afirma en relación a esto que, ante el gran fomento de odio que se vive, tenemos que ser más paciente, no dejarnos llevar por el mal humor que mu chas veces podemos andar. “El Señor nos dice, que, ante un ataque, pongamos la otra mejilla, pero hay que saber comprender esta parte del Evangelio y aquí, juega un papel fundamental la paciencia, la calma que podemos tener”, puntualizó.
Las escrituras nos enseñan el camino a seguir, Jesús lo dijo en su Evangelio, perdonar setenta veces siete, Él es el modelo a seguir, no solo predicó el perdón, sino que lo practicó innumerables veces, ya que, perdonar es la manifestación más alta del amor y, en consecuencia, es lo que más transforma el corazón humano, por eso, cada vez que perdonamos, se opera en nosotros una conversión interior, que podemos asegurar como dijo San Juan Crisóstomo, “Nada nos asemeja tanto a Dios como es estar dispuestos al perdón”.