COMAYAGUA.- La Iglesia que peregrina en Honduras recibe con gozo el nombramiento episcopal del Monseñor Jenrry Johel Velásquez Hernández, quien ha sido designado por el Santo Padre, el Papa León XIV, como nuevo Obispo de la Diócesis de La Ceiba. Este anuncio ha sido dado a conocer
oficialmente por la Santa Sede el día de Cristo Sumo y Eterno Sacerdote, marcando un momento de esperanza y renovación para el
pueblo de Dios en la zona atlántica del país.

ENTREVISTA

Marco Cálix: ¿Cómo recuerda su infancia en San Antonio de la Cuesta?

Mons. Jenrry Johel Velásquez Hernández: Una infancia normal y en familia. Gracias a Dios vengo de un hogar muy católico. Mi
madre ha sido de Iglesia ya que era Delegada de la de la Palabra de Dios, entonces, digamos que me crie en ese ambiente con mi mamá. Iba a la Iglesia, estar en la escuela y hacer los deberes. Entonces, siento que fue una infancia tranquila y quizás no tan convulsionada.

MC: ¿Qué huellas de esa niñez marcaron su vocación?

Mons. JV: La cercanía a la Iglesia; el hecho de que, siendo niño en mi comunidad, empezó la Parroquia donde asistíamos, porque era solo un templo dedicado a San Jerónimo y era atendida por otra comunidad. Allí fui un monaguillo, ayudaba al sacerdote siendo niño, entonces creo que eso fue lo que marcó mi vocación, aunque en realidad no es que yo decía que iba a ser sacerdote, pero había ahí una religiosa catequista que me decía, o al menos me dijo, “Usted va a ser sacerdote”, pero yo la verdad no tuve esa idea así clara. Luego ya de adolescente, fue que empecé ya a experimentar, la inquietud vocacional.

MC: ¿Cuándo fue esa primera vez sintió el llamado al sacerdocio?

Mons. JV: Concretamente fue después de la muerte de mi papá. Mi padre murió un 26 de mayo de 1993. Estando en su funeral, el cual fue presidido por el obispo, en ese entonces Monseñor Geraldo Scarpone, nos dio ese regalo de ir al pueblo y hacernos las exequias de mi papá. Entonces, él notó que yo no me acerqué a comulgar, y él me mandó llamar después de terminar la Misa y me preguntó directamente, “¿Por qué no comulgaste? Y yo le dije el por qué, y allí me dio la absolución y me dijo “cuídate que tú vas a ser sacerdote”, y eso, a partir de
ahí, empezó mi inquietud, a tal forma que el siguiente año ingresé al Seminario Menor.

MC: ¿Quién es considera que fueron figuras claves en su llamado vocacional a parte de la catequista y Monseñor Scarpone?

Mons. JV: El que era en ese entonces mi párroco, pero también les doy su lugar a mis catequistas, porque ellas notaban algo y de
cían esas frases que uno lo dejan pensando.

“Lo que quiero es tratar de dar este servicio, haciéndolo con amor y por la
Iglesia”

Mons. Jenrry Johel Velásquez Hernández

MC: ¿Qué emociones vivió usted el 7 de diciembre de 2002 en su ordenación?

Mons. JV: La emoción de ver culminado mi proceso; de ver cómo la Iglesia a uno le confirma la vocación por medio de la ordenación. La cercanía y confianza de la de los formadores del obispo de hacer el ambiente, pues de una fiesta, de algo que era bonito, la alegría de la familia y de la comunidad, ya que éramos 3 los que nos ordenamos, además de la convocación de tantas personas que llegaron, fueron una bendición. Quizás uno lo experimenta así, porque en el en el momento hay mucha tensión, de todo lo que está pasando, pero al final es más
una bendición.

MC: ¿Qué significa para usted ser sacerdote en la actualidad?

Mons. JV: Van habiendo como etapas. Voy a cumplir 23 años de sacerdote y ha habido etapas, porque uno va madurando y experimentando que de repente una percepción que tiene uno del sacerdocio, ya con unos años empieza a verse diferente, pero, como una constante está el agradecimiento y la alegría de la vocación. Puedo decir que no he tenido así una crisis de vocacional o de sentirme que hice o por qué lo hice, además porque he experimentado la compañía de la Iglesia; el hecho de tener también otros hermanos sacer
dotes con quienes compartir y el sentirme acompañado me Ha ayudado para mantener esa constante de agradecimiento y fidelidad a la vocación.

MC: ¿Qué ha aprendido acompañando a los seminaristas?

Mons. JV: Si se ha visto un cambio. Hemos notado un cambio,porque hay diferencia en los jóvenes de un momento a como se ven hoy. Se ve la ilusión, yo noto eso, pero ahora como que vienen más marcados con algunas situaciones por el ambiente en el cual viven hoy. Sin duda ha habido un cambio en ese modo en el que ellos ven la vocación. Nosotros hacemos la broma con ellos y les decimos que cuando nosotros éramos, ya decimos ciertas cosas, ahora ustedes viven la formación de otra. Por ejemplo, a nosotros nos daban solo 8 días de vacaciones en el año, era un modelo de formación diferente. Entonces ellos dicen no soportarían una un régimen de esa de esa naturaleza.

CARGOS OCUPADOS EN SU SERVICIO A  LA IGLESIA
De 2003 a 2004 prefecto de estudios en el Seminario Mayor Cristo Sumo Sacerdote y Vicario parroquial de Nuestra Señora del Carmen,
(Siguatepeque); en el 2005 Responsable del año propedéutico; de 2010 a 2021 formador en el Seminario Mayor Cristo Sumo Sacerdote; de 2010 (en acto) Profesor de Sagrada Escritura; de 2021 a 2024 Párroco de la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen (Lamaní). de nero 025 (en acto) Rector del Seminario Mayor Cristo Sumo Sacerdote y miembro del Colegio de Consultores.

MC: ¿Qué desafíos enfrenta la formación sacerdotal en Honduras en la actualidad?

Mons. JV: Tratar de comprender que nosotros, los formadores, en tendamos ese ambiente de dónde vienen los jóvenes y poder comprender y a la vez ayudar ponernos en el contexto cómo es la juventud hoy, porque uno tiende a ver cómo era antes y no entender que ellos no tienen ese estilo o esa madurez de antes. Con esto quiero decir que el desafío es procurar que la formación esté adaptada también al momento que estamos viviendo.

MC: Usted es parte de la Sociedad de Biblistas de nuestro país ¿Hay alguna cita bíblica que le acompañe de manera especial?

Mons. JV: Desde seminarista, pues he tenido ahí presente el Salmo 15 y, sobre todo, una frase que dice “El Señor es mi heredad y mi copa, mi suerte está en tu mano, me encanta mi heredad”, esto me ha servido para saber que la vocación o el hecho de decir sí a esta vocación, pues me da la idea que mi herencia tiene que ser el Señor, es decir que ya no tengo que estar pensando en otro tipo de herencia.

MC: ¿Cómo fue su experiencia estudiando en el exterior en países como Argentina, México, Roma?

Mons. JV: Esto de Argentina fue en el 2004. Monseñor Geraldo quiso que yo estuviera en una formación y me enviaron a hacer un curso para formadores que prepara la Organización de Seminarios Latinoamericanos (OSLAM) que es un departamento del Consejo Episcopal
Latinoamericano y Caribeño (CELAM) sobre las vocaciones, entonces tuve ese curso. Luego Monseñor, me pidió que si podía hacer otros estudios para poder luego servir en el seminario en la formación en la parte bíblica de los seminaristas; Luego, para volver este año como rector al seminario, Monseñor Ángel Falzón (actual Obispo de Comayagua), me pidió que hiciera más cursos para seguirme preparando, entonces, con esto vemos un poco la universalidad de la Iglesia, conocer que hay otros seminarios, otras realidades y así poder enriquecerse uno, no solo ver lo propio, sino ver cómo piensan los demás.

MC: ¿Qué recuerdos guarda usted en su paso, tanto por Siguatepeque como por Lamaní?

Mons. JV: Coincide que en ambos lugares se vivía la misma devoción mariana a Nuestra Señora del Carmen. En Siguatepeque estaba recién ordenado el estuve, pues en el seminario y a la vez ayudaba en el en la parroquia, pero fue una experiencia muy enriquecedora, porque el párroco tenía ciertas limitaciones por la edad y de salud, entonces a mí me dijo “tú encárgate de los enfermos y encárgate de ir a unas comunidades, entonces como sacerdote recién ordenado, encontrarme con esta realidad del sufrimiento, esta verdad de poder consolar también a las personas y los ancianos, fue una experiencia que me ayudó mucho para entender qué es lo que hace el sacerdote y a que está enviado. Luego pasan varios estos años y en 3 ocasiones le pedí al Obispo que me mandara a una parroquia, porque quería tener
esta experiencia ya más de lleno, pero no me lo considero cuando yo se lo pedí, ya en su momento me dijo “ahora sí”, y fui, a esta otra parroquia, Nuestra Señora del Carmen en Lamaní en la que estuve 3 años de tener ya con más madurez, viendo pues las cosas más espacio, a no ir tan rápido, pero fue una experiencia muy bonita, también enriquecedora por el hecho de ya sentirme pastor con los fieles y poder acercarme poder, celebrar los sacramentos, la formación

MC: ¿Qué aprendió del pueblo de Dios en estas dos misiones?

Mons. JV: Primero que nosotros somos sacerdotes para ellos, para servir. Yo siempre les hablo a los en la formación sobre el tema de
la obediencia, pero al final les digo que quien manda son ustedes los fieles, y hubo docilidad de parte de los fieles al aceptar de buena
gana las propuestas que se daban para la evangelización. También poder ver frutos el hecho de que algunos fueron adquiriendo sacramentos que les faltaba o incluso ver un poco más la perseverancia de los de los laicos. Aprendí que hay que estar con ellos, hay que
tenerlos cerca, que experimenten la cercanía del sacerdote.

MC: ¿Cómo ha logrado hacer un equilibrio entre su fase como formador o en docencia con otros servicios que le solicita el obispo?

Mons. JV: Pues hay que comprometerse con lo que sea. Si me piden un servicio, hacerlo con dedicación y tratando de dar lo mejor. Se cansa uno, es normal, pero hay que hacer lo que se nos encomiende, porque uno sabe que se necesita dar este servicio, entonces, el mantener la oración y el poder tener la Eucaristía diariamente, me ayuda a alimentarme para después tener quedar eso a los demás.

MC: ¿Cómo recibió la noticia de su nombramiento como Obispo de La Ceiba y qué sentimientos tuvo en ese momento?

Mons. JV: Cuando recibí la llamada de la Nunciatura que necesitaban hablar conmigo, pues el corazón se me aceleró, porque ellos no llaman por cualquier cosa. Luego ya en la plática pues sale la petición del Santo Padre y en el momento tuve algo de dificultad al dar un sí pronto. Intentar. En mi mente tuve que buscar esclarecer que no es algo que yo estaba buscando, es decir, que no se pue de hacer así de decir “quiero ser obispo”, pero luego en el diálogo fue madurando interiormente el hecho de que mi oración siempre le digo al Señor “Aquí estoy, quiero hacer tu voluntad” y lo he predicado muchas veces, lo he enseñado y en ese momento me tocaba decir a mí directamente “aquí estoy”, y así fue como dije que sí, aunque, fue mi primera noche de insomnio, por el hecho de no entender el llamado, pero poco a poco, fui abandonándome en el Señor y diciendo, pues sí es lo que me pides entonces “aquí estoy”.

MC: ¿Qué sueños y prioridades lleva en su corazón para esta nueva misión?

Mons. JV: En primer lugar, conocer, poder tener un contacto directo con los sacerdotes y los fieles de las parroquias; Poder tener esa oportunidad de conocer y entender que hay muchos carismas, hay muchos servicios que ya se dan en esta Diócesis y que hay que valorar los servicios y esa presencia de grupos y pastorales. Como parte de mí misma formación, pienso en la misión con tres fundamentos que son propios del Evangelio, del deseo de Jesús: primero el testimonio, cuidar mucho el que somos testigos de Jesucristo, el Resucitado y que Él envía a la Iglesia a dar testimonio de Él. Luego la diaconía, porque Jesús pide que nos lavemos los pies los unos a los otros, que estemos en esa disposición de servir y que toda obediencia incluso es un servicio, entonces es un mandato de Jesús, “ámense los unos a los otros como yo les he amado” y como tercer y último punto, sería la koinonia (palabra en griego que significa la comunión) Jesús dijo “Padre que sean uno como tú y yo somos uno”, entonces ver la forma de que la misión esté animada por estos tres ejes. La Diócesis para mí, porque no es que yo voy a ir a empezar algo de cero, porque ellos ya tienen un camino y yo lo que quiero es poder animar ese ese caminar, poder, en un sentido, confirmar los carismas que ya están presentes y dar ese aporte que me corresponde como otro carisma dentro de la misma misión de la Iglesia.

MC: ¿Qué piensa del Papa León XIV, ya que ha mencionado la palabra misión y él se ve que será un Papa de misiones?

Mons. JV: Lo estamos conociendo, porque en realidad para muchos fue sorpresa su elección, porque no era una figura tan pública. Se va viendo que es un hombre que ama la Iglesia, que tiene amor a la Iglesia y eso para mí es básico. No se le ve como un protagonista, sino alguien que quiere servir a la Iglesia.

MC: ¿Qué mensaje le gusta ría compartir con el pueblo católico de La Ceiba?

Mons. JV: Lo que quiero es decir les, es que no soy un súper hombre, no voy a transformar nada. Yo lo que quiero ir a caminar con la Iglesia en La Ceiba, y ponernos bajo la guía del Espíritu Santo, que sea Él que nos vaya dando las pautas las de cómo caminar. Lo que quiero es tratar de dar este servicio, haciéndolo con amor y por la Iglesia; hacerlo por amor a Dios y por amor a la comunidad. Si Dios nos llama, nos va dando las gracias que necesitamos para realizar la misión que Él nos pide. Les pido paciencia, poco a poco vamos a ir conociendo y simplemente pongo mi servicio a la Diócesis.

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