¿Tengo derecho a renegarle a Dios si soy buena persona y me pasan cosas malas?

Los problemas nos pueden orillar a dudar de la existencia de un Dios o al menos la hacen renegar de su voluntad

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Debemos partir reconociendo que como en todas las r e l a c i o n e s , hay momentos de alegría, tristeza, peleas, discusiones y son experiencias totalmente válidas porque estamos compartiendo todo de nosotros. Lo mismo sucede con Dios, es válido enojarnos con Él, cuestionarlo incluso, que no es correcto, pero es completamente entendible, pero nunca, bajo ninguna circunstancia debemos dudar de su bondad y amor hacia nosotros.

Cuestionar a Dios siempre será una experiencia irracional, ya sea por ignorancia o por desborde emocional ante el sufrimiento. El padre Ignacio Quintano de la Diócesis de Santa Rosa de Copán, considera que Todos los acontecimientos como ser las crisis tienen su razón de ser. “Por ejemplo Job es el modelo del hombre justo que sufre y soporta con paciencia las dificultades, al igual que Tobías también qué sufre y no reniega ante los acontecimientos”, dijo y asimismo reitera que una prueba superada siempre se convierte en fortaleza.

Todos nuestros actos, absolutamente todos, tienen consecuencias, ya sean buenas o malas, es decir, que todo lo que hacemos siempre va a generar un impacto ya sea positivo o negativo y esos resultados en muchas ocasiones nos tocarán sufrirlos a nosotros mismos y así es como en la mayoría de las ocasiones, nosotros mismos provocamos nuestros acontecimientos y luego podemos buscar victimizarnos teniendo el atrevimiento de cuestionar a Dios o culpamos a otros como el pecado de Adán y Eva.

El ser humano fue diseñado para vivir en completa libertad, es vivir en la coherencia de nuestro diseño original: seres racionales que saben encaminar sus decisiones en la búsqueda de lo noble y justo. Es autocontrol, consideración hacia los demás, es saber encausar todas nuestras capacidades naturales hacia el crecimiento y madurez personal, afectiva, psicológica y espiritual, de la mano de Dios, que siempre nos quiere libres y no esclavos.

1. Confianza

La confianza que tenemos en Dios nos brinda la paz interior que es necesaria para afrontar todas las tribulaciones de la vida.

2. Propósito

La fe puesta en Dios nos ayuda a entender que nuestras vidas tienen un pro- pósito más grande porque fuimos creados para cosas grandes.

3. Temor

Al vivir en plenitud el don concedido por el Espíritu Santo, temor de Dios, no seremos capaces de cuestionar a Dios, al contrario, toda nuestra fe estará puesta por completo en Él.

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