Suicidios juveniles encienden las alarmas en Honduras

Las alertas son muchas y en el Mes de la Juventud, los grupos y movimientos de jóvenes, son los llamados a escuchar el clamor se sus miembros

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En el marco del Mes de la Juventud que es durante todo junio, Honduras enfrenta una creciente preocupación por el alarmante aumento de suicidios entre adolescentes y jóvenes. Las estadísticas revelan una crisis silenciosa que exige atención inmediata de padres, educadores, líderes comunitarios y autoridades gubernamentales.

Preocupación

Según datos del Sistema Estadístico Policial en Línea (SEPOL), entre enero y marzo de 2025 se registraron 107 suicidios a nivel nacional, de los cuales el 10.3% correspondieron a niños, jóvenes y adolescentes. En los últimos dos años, se ha observado un aumento del 20% en los casos de suicidio en el país.

Factores

Especialistas señalan que la falta de acceso a servicios de salud mental, el estigma social y factores como el desempleo, la violencia y el consumo de sustancias contribuyen a esta problemática. La psicóloga Claudia Suazo, enfatiza la importancia de crear espacios seguros donde los jóvenes puedan expresar sus emociones sin temor al juicio. “Es fundamental que los padres y educadores estén atentos a cambios en el comportamiento de los jóvenes y fomenten una comunicación abierta y empática”, señala Suazo.

Antonio Fernández, integrante de la Pastoral Juvenil, destaca la necesidad de fortalecer las redes de apoyo comunitarias. “Los grupos juveniles deben ser espacios de acompañamiento y escucha activa, donde los jóvenes se sientan valorados y comprendidos”, afirma Fernández. El Padre Luis Enrique Gutiérrez, quien también es psicólogo, hace un llamado a la comunidad para estar alerta a las señales de advertencia. “Cambios drásticos en el comportamiento, aislamiento social y expresiones de desesperanza son signos que no deben ser ignorados. Es vital buscar ayuda profesional y ofrecer un entorno de apoyo”, aconseja el Padre Gutiérrez.

Acción

En este Mes de la Juventud, es imperativo que como sociedad hondureña nos comprometamos a abordar la salud mental con la seriedad que merece. La prevención del suicidio juvenil requiere un esfuerzo conjunto de familias, instituciones educativas, organizaciones religiosas y autoridades gubernamentales. La esperanza radica en la empatía, la educación y la creación de entornos donde los jóvenes se sientan escuchados y apoyados. Solo así podremos revertir esta tendencia y brindar a nuestra juventud un futuro lleno de posibilidades y bienestar.

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